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Mayte Alcaraz

Historia de un dedazo

Mayte Alcaraz

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Desternillante. Como si fuera un monólogo televisivo de éxito, cada intervención de Esperanza Aguirre en televisión o en radio para explicar su sospechosa connivencia con la corrupción en Madrid, mientras solo oía cantar a los gorriones de la Puerta del Sol o daba de comer ... a las gaviotas en la calle de Génova, y su súbita devoción por la democracia interna en el PP, es seguida de carcajadas entre los cientos de colaboradores de sus nueve años de presidencia de la Comunidad y doce dirigiendo también el PP de Madrid, y entre algunos periodistas que han cubierto su trayectoria, distinguidos en muchos casos con sus desplantes y descalificaciones. Injusto sería no reconocer en su gestión aciertos mayúsculos que se traducen en el actual potencial económico y el progreso social y educativo en Madrid. Sin embargo, la mancha de fuel que arroja el que fue su trasatlántico de poder es tan densa, pegajosa e inabarcable, con sus principales cargos investigados y otros a punto de estarlo –si no en la cárcel–, que cada intento de justificación genera incredulidad en su auditorio y cierta indignación.

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