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El hilo del azar

QUÉ delicado, qué tenue, qué frágil fue el hilo de la casualidad aquella noche convulsa de febrero, cuando los demonios familiares del fracaso español habían roto otra vez la jaula de su encierro histórico. Varias veces la suerte de la democracia bailó sobre el tapete ... de la conspiración como una moneda de canto, y si cayó de cara fue por una providencial mezcla de albures, intuiciones y reflejos aliados con el temple moral de unas figuras capaces de agigantarse a sí mismas ante las sombras convulsas de nuestros peores fantasmas. Sabino Fernández-Campo fue sin duda una de ellas, y su memoria quedará siempre vinculada a las horas de zozobra en el que el Rey se enfrentó a un golpe de Estado sin más equipaje que un teléfono y la determinación de que la Historia de España no volviese a girar sobre sus más tristes pasos.

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