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Cambio de guardia

Otra era

Nuestro mundo se fue al carajo en un par de decenios. Después, vino una peste medieval. Ahora, una guerra, calco de aquellos Sudetes de 1938

Gabriel Albiac

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Al evocar el año 1789, alza acta Chateaubriand del fin de lo que fue su vida: una de ellas, la que él había pensado la única posible. Pero es que en una vida que merezca ser llamada de hombre han de ser hilvanadas muchas vidas. ... Incompatibles, las más de ellas; distintas, todas. «He visto acabar y comenzar un mundo»: Chateaubriand deja caer su reflexión en el libro póstumo -contractualmente póstumo- que arrastró como una losa a lo largo de sus tres últimos decenios. El pasaje está escrito a los sesenta y cinco. Pero habla de una juventud en la cual, antes de haber llegado a lanzarse al torrente del mundo, el mundo que soñara se ha extinguido y él tiene sólo veinte años. Y otro emerge: el mundo que no conocerá ya, en un siglo y medio, un solo instante de reposo.

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