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Cambio de guardia

Con nieve y sin Estado

Sánchez e Iglesias han perseverado en su guerra contra las autonomías que no controlan: contra Madrid, sobre todo

Gabriel Albiac

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Conocí Nueva York muy tarde, hace veinte años. Era enero. La nieve caía a plomo sobre el aeropuerto JFK. Lo cual, desde luego, no afectó en lo más mínimo a nuestro aterrizaje. La temperatura, era de -20º. Pero la autopista hasta Manhattan estaba perfectamente practicable. ... A la puerta del hotel, maldije mi destino: un metro de altura en la nieve acumulada. ¡Gloriosa primera visita! Se lo comenté al taxista colombiano: «Bueno, tendré que volver en verano, para ver algo». Me sonrió, casi compasivo: «¡Qué va! Todo funciona. Necesitará ropa de abrigo. Pero, para pasear por NY, es ahora el mejor momento». Pensé que me tomaba el pelo. Me equivocaba. Las calzadas eran de continuo liberadas por los quitanieves. Las aceras mantenían amplios canales por los cuales caminar. La gente patinaba en Central Park. Funcionaban el metro, los cines, los teatros, los museos. A medianoche, en el Village, el Blue-Note estaba animadísimo.

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