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La España de los caciques

HAY un hilo que cose, como un factor común invisible, conflictos tan aparentemente dispares como el del cementerio nuclear en Yebra y el de los inmigrantes de Vic, que en sus lógicas distintas y sus motivaciones diferentes simbolizan como un avatar uno de los grandes ... problemas de la política española: la desestructuración del discurso nacional a favor de un magma fragmentado de intereses territoriales que suplanta o minimiza cualquier política de Estado. Las grandes cuestiones que deberían vertebrar la estrategia de los partidos de gobierno -energía inmigración, agua, hacienda, justicia- han quedado solapadas por una turba de reivindicaciones regionales o locales lideradas por monterillas levantiscos dispuestos a aplicar en sus feudos la ley suprema del electoralismo de aldea, guiados por un cantonalismo montaraz que reduce las estructuras de sus organizaciones a un vago remedo confederal. Cuando la opinión pública demanda grandes pactos transversales que hagan frente a los grandes desafíos de la nación olvida esta lacra sobrevenida que impide todo acuerdo de alcance: antes de pactar con la fuerza adversaria, nuestros dirigentes tienen que tratar de ponerse de acuerdo con las taifas de sus propios poderes neofeudales.

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