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Editorial ABC

Erdogan calienta el polvorín; Trump se inhibe

Europa necesita una defensa común y, más importante aún, una verdadera política exterior que incluya la determinación de defender nuestros intereses esenciales

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La responsabilidad de un país como Estados Unidos en una zona tan potencialmente inestable como Oriente Próximo se ha dado por supuesta en el último medio siglo. Distintos presidentes han intentado reducir esa dependencia geoestratégica, pero el caso de Donald Trump es el más extremo ... porque ha logrado que Washington ya no sea confiable ni para Arabia Saudí, ni para Israel, ni para los kurdos y ni siquiera para Turquía, que se aprovecha de esa renuncia de la Casa Blanca para lanzar una ofensiva en Siria. Con ella el islamista Erdogan solo espera recuperar el terreno que está perdiendo en las urnas, aunque sea a un coste humano insoportable. Empeñado solo en una ciega ofensiva diplomática contra Irán, Trump ha logrado dejar perplejos a todos sus tradicionales aliados en la zona y, de paso, con su último movimiento, le ha hecho el favor a Teherán de despejarle el camino hacia la zona desde la que puede amenazar a Israel. El ataque con misiles contra un petrolero iraní en el mar Rojo, en plena ofensiva turca, ilustra un panorama más que inquietante.

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