Suscribete a
ABC Premium

Editorial

Libertad para Cuba

La prioridad es la liberación de los disidentes y periodistas detenidos, entre ellos la corresponsal de ABC. Pero es inconcebible que el Gobierno no admita que ese régimen es una dictadura

Editorial ABC

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Resulta inconcebible que después de conocerse a nivel internacional la detención de Camila Acosta, corresponsal de ABC en La Habana, junto a decenas de periodistas e informadores críticos con el régimen cubano, los dos partidos del Gobierno se negasen ayer a admitir públicamente lo que ... todo el mundo conoce: que los detenidos son víctimas de una dictadura. Las protestas de los últimos días contra el sistema represivo impuesto por Díaz-Canel se han producido por un enorme hartazgo, por una explosión social carente de miedo tras años y años de falta de libertades y derechos y, sencillamente, por hambre física y por carencia de medicamentos. Los cubanos están sojuzgados por un régimen opaco, opresivo, autoritario y refractario ante las más elementales prácticas democráticas. Pero sobre todo, cruel e impasible ante las necesidades de sus ciudadanos y ante la exigencia internacional de que se respeten los derechos humanos. Por eso considera que el mero hecho de fotografiar o grabar las protestas ciudadanas en demanda de libertades es un delito contra la seguridad del Estado cubano, algo solo posible en dictaduras sin escrúpulos.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia