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La alberca

El decálogo de Pinocho

Sánchez e Iglesias sólo dicen la verdad cuando están callados

Alberto García Reyes

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La verdad en la política actual está más acotada que los pagos de recibos en los bancos. Horario restringido. Los martes de 8 a 9. Los abrazadores de España han cerrado la ventanilla de la sinceridad y han conseguido tener menos palabra que Harpo Marx. ... Podemos fiarnos de ellos menos que de los trileros porque los trileros son los dueños de los cubiletes y de la bola. Los políticos, en cambio, nos timan con nuestras propias cartas. De hecho, la única afirmación veraz del decálogo de gobierno que han firmado los pinochos es la de la pasta, en la que no tienen una opinión y la contraria dependiendo del día que haga. Pedro Sánchez cree en la unidad nacional y en el Estado de las Autonomías cuando hace sol, pero como se nuble la tarde pasa a defender la nación de naciones. Este trastorno bipolar, este espíritu ciclotímico que nos impide saber cuándo miente, afecta a la unidad territorial, a la educación concertada..., a lo que sea. Sánchez es un experimentado embustero porque se engaña a sí mismo, está plenamente convencido de sus propias falacias y pronuncia con el mismo rictus «no es no» que «sí o sí». Eso le otorga un poder invencible, le da demasiada ventaja contra quienes tenemos un poquito de vergüenza. Miente sin apuro, con una serenidad borde, siempre con gesto hierático. Es un genio. Un perito de la trola.

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