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La Tercera

La paranoia de Putin

«Macron, en sus desesperados intentos de evitar la guerra, se dio cuenta de cómo había cambiado Putin. Sus monólogos incoherentes, que incomodaban a su propio Consejo de Seguridad, ponen de manifiesto una terrible posibilidad. Un Putin enfurecido es una bestia muy peligrosa que puede extender su guerra contra Ucrania a los Estados bálticos y a otros lugares. Es un dictador inestable con el mayor arsenal de armas nucleares del mundo, pero ¿quién puede embridarlo?»

Antony Beevor

No hay furia comparable a la de un dictador al que no toman en serio. Nos hemos reído muchas veces de las fotografías del presidente Putin posando como un hombre de acción, desnudo hasta la cintura pescando, o exhibiendo sus pectorales a caballo, o realizando ... otras actividades varoniles al aire libre. En las democracias occidentales es muy difícil tomarse esas poses en serio, pero cometimos un grave error al subestimar el peligro que representaba. Los rusos no habrían sido tan ciegos porque hay muchos ejemplos en su historia de ese error tan garrafal. Quizás el más llamativo fuera la manera en que Trotsky y otros intelectuales bolcheviques menospreciaron a Josef Djugashvili, alias Stalin, por ser un gánster georgiano con la cara picada de viruela hasta que fue demasiado tarde.

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