Enmendando al viejo Sabino

El racista Arana no quería que los ‘maketos’ hablasen euskera; Urkullu corrige al fundador y se lanza a la inmersión para que no hablen castellano

09/04/2022
Actualizado a las 11:33h.

El PNV, Bildu, Podemos y el PSOE -qué boda sin la tía Juana- ultiman el abrazo definitivo a la inmersión lingüística, copiada del modelo que los nacionalistas han impuesto en Cataluña con el frustrante resultado de que cuarenta años después el castellano sigue siendo la ... lengua mayoritariamente hablada por los catalanes (50,7 frente al 36,3 por ciento) pese a que más del 95 por ciento entiende perfectamente el catalán. Urkullu ha decidido finalmente que quiere ser Pujol, a la vejez viruelas, una especie de libertador de la dictadura del castellano ‘impuesta por el Estado opresor’ y otros blablablás. Empezarán por apretar más en la escuela y la administración, que es por donde la secta suele comenzar su trabajo de zapa. Para el proetarra Ikoitz Arrese, que el otro día andaba el hombre más contento que un aizkolari con hacha nueva, ese acuerdo cuatripartito es un paso definitivo «hacia una escuela vasca e independiente» (sic) en la que solo se hable euskera. Nada más.

El modelo está claro. Por ejemplo, para ser médico del servicio vasco de Salud puntúa más saber euskera (18 puntos) que tener un doctorado ‘cum laude’ (10 puntos y gracias). Todo ello teniendo en cuenta que el castellano sigue siendo la lengua mayoritaria en la vida de los vascos y las vascas, como diría Ibarretxe. Un millón y medio lo tiene como lengua usada en casa, frente a los 307.000 que utilizan el euskera. Según datos del Gobierno vasco, esos 307.000 vascoparlantes son 100.000 menos de los que lo tienen como lengua materna, la que escucharon en casa de sus padres. Según se ha ido imponiendo en la esfera pública, el euskera ha ido perdiendo usuarios.

Porque cuando a los vascos se les da a elegir, la gran mayoría lo tiene claro. Al menos los jóvenes que quieren obtener el carné de conducir. En Álava, 4.012 eligieron el examen en castellano y solo cinco en euskera; en Vizcaya, 10.941 optaron por el test en lo de Cervantes y 124 en vasco, mientras que en Guipúzcoa, la provincia tradicionalmente más euskaldún, el resultado fue 5.869 en castellano y 243 en vasco.

Sigamos con los datos. Cifras oficiales también. Durante 2021, de las 8.099 denuncias presentadas ante la Policía Municipal de Bilbao, 8.085 lo fueron en castellano. La segunda y la tercera lengua más usadas por los denunciantes en la capital de Vizcaya fueron el inglés y el francés, con seis reclamaciones en todo 2021, según las cifras aportadas por el PP en el Pleno del Ayuntamiento bilbaíno. Solo una persona usó el euskera para denunciar algo, que seguro que los agentes municipales estuvieron a punto de bailarle un aurresku de honor a ese robinsón euskaldún en una ciudad de 365.000 vecinos.

Eso ocurre hoy en Bilbao, la ciudad en la que López de Haro, señor de Vizcaya, mayordomo mayor del rey y adelantado mayor de la Corona de Castilla escribía la Carta Puebla con la fundaba la villa, en pulcro y perfecto castellano de la época, allá por el mes de junio del año 1300. Setecientos años después de aquella carta fundacional, el bilbaíno Sabino Arana, que solo escribió un 16 por ciento de sus deposición doctrinales en lengua vasca, dejó dicho: «Para nosotros sería la ruina que los ‘maketos’ residentes en nuestro territorio hablasen euskera». Ahora Urkullu enmienda la plana al ‘padre fundador’ de la cosa y racista de una pieza, y quiere que en clase y en la administración nadie hable castellano.