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Lente de aumento

Las últimas dentelladas de Teodoro

Extraños compañeros de viaje para Teo el lobo solitario que hoy solo aúlla su derrota, lejos de la manada popular que no supo domeñar

Agustín Pery

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Egea nunca dijo nada que no quisiera decir, fuera cierto o falso. Supongo que como todos en su oficio, en función de la platea, que eso te lo enseñan en primero de política. El problema por el que ha acabado enterrando su carrera y, peor, ... la de su sosias Casado, es que cuando verbalizó lo que de verdad quería fue siempre a lomos de lo que, si Anticorrupción no lo remedia, sigue siendo en estos agónicos días un embuste. En despachos, redacciones, cenáculos y corrillos varios repetía en salmodia que su ¿compañera? Ayuso tenía algo tan gigantescamente turbio como 300.000 euros públicos con su apellido. Cuentan los receptores de sus anzuelos que acompañaba sus averiadas, hoy lo sabemos, confidencias de una media sonrisa de suficiencia, algunos aseguran que se recreaba en unas comillas y un gesto, «investigad por ahí, algo hay que nos obliga a sacarla de la carrera», la mano desmadejada, el dedo índice señalando a un infinito cuajado de certezas, yermo de pruebas.

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