CONFIESO QUE HE PENSADO
UNA GALLINA COMO LAS DEMÁS
SANTIAGO y SANTIAGO
SI para algo está sirviendo la grave crisis económica, a la par que social, que sufre Canarias es para desnudar las miserias del subsector turístico como generador de empleo y riqueza. Las cifras de llegada de visitantes y ocupación hotelera han batido no pocos registros ... en los últimos años, pero a pesar de ello la destrucción de puestos de trabajo no cesa y cada día que pasa somos un poco más pobres. Si a tales realidades le sumamos la escasa calidad del empleo generado por dicho subsector, con una mayoría de sueldos bajos, en algunos casos ridículos e indignos, y contratos precarios, descubrimos que la que antaño considerábamos gallina de los huevos de oro se ha revelado como una mera ave clueca.
Claro que si nos fallara también el turismo, aviados estaríamos, y pocas dudas albergamos de que su protagonismo en la economía del archipiélago debe fortalecerse, pero seríamos patéticamente estúpidos si volviésemos a creer en su omnipotencia como sostén de las islas. Y es que aquellas erróneas y manidas estadísticas que durante décadas concedieron a las actividades vinculadas al turismo el honor de generar tres de cada cuatro pesetas, luego euros, de las que circulaban en Canarias sólo hallaban razón de ser en un análisis que, inexplicablemente, obviaba la preponderancia de la construcción como auténtico pilar monetario. Basta con echar un vistazo al listado de las empresas más importantes de la Comunidad autónoma para reafirmarnos en tal argumento: salvo contadas excepciones, constructoras, y ninguna de las excepciones se halla vinculada en primera instancia al turismo, un subsector en el que las grandes decisiones en lo que respecta a esta región se toman, para bien o para mal, en cenáculos de Madrid, Baleares, Londres o Berlín.
Tal panorama, que al mismo tiempo evidencia la limitadas perspectivas de un tejido empresarial al que le han birlado una cesta de huevos delante de sus propias narices -la mayoría de los hoteles construidos siguen abiertos; la mayoría de las empresas que los construyeron han cerrado o andan pasándolo muy mal-, pone de manifiesto cuánto daño ha hecho la sobrevaloración del turismo y cuánto tiempo han perdido dirigentes públicos y empresariales en la diversificación de una economía que durante décadas se entretuvo en contemplar el paisaje que ofrecía su propio ombligo.
Por ello, Canarias, que estos días se exhibe en Fitur, puede enorgullecerse de haberse convertido en uno de los destinos de playa más importantes de Europa, pero no debe volver a olvidar que con una sola gallina es imposible alimentar a casi dos millones de personas, máxime cuando ni siquiera puede considerarse una ejemplar ponedora.
UNA GALLINA COMO LAS DEMÁS
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