Dos caras de Roca Rey

En Pamplona, Roca Rey ha mostrado dos caras: la clásica y la efectista. Las dos tardes ha salido a hombros.

Roca Rey: «No hay dinero que pague entregar la vida»

Roca Rey en Pamplona con un toro de Victoriano efe

En Pamplona, Roca Rey ha mostrado dos caras: la clásica y la efectista. Las dos tardes ha salido a hombros. Ha cortado trofeo en tres de los cuatro toros; en el único en el que no lo logró, el primero de Victoriano del ... Río, fue cuando claramente toreó mejor pero falló con el descabello. En esa faena, mostró mando, claridad de ideas y temple, además de valor y ambición, bien conocidos. Lo penoso es comprobar que el público de Pamplona – y el de otros cosos – reacciona mucho más ante los recursos efectistas, populistas, que ante el toreo clásico: el oropel, más que el oro.

Desde el comienzo, el diestro peruano mostró su gran facilidad para las espaldinas. Hasta los de su círculo cercano le advirtieron de que no abusase de este recurso. Ahora, ya no lo hacen: lo prodiga. Lo que ha vuelto loco al público de Pamplona ha sido lo menos valioso. ¿Cómo no va a utilizar esos recursos si son los que el gran público más valora? Ya lo dijo Lope de Vega: «Porque, como las paga el vulgo, es justo / hablarle en necio para darle gusto».

Pero esto tiene inconvenientes. Toreando así, se triunfa en muchos sitios pero es más dudoso lograrlo en Sevilla y Madrid. A la larga, los auténticos valores quedan, en la historia. ¿Duda hoy alguien de que Ordóñez y Paco Camino eran mejores toreros que El Cordobés y Jesulín, aunque éstos dos arrastraran más a las masas?

Veo algo muy preocupante: los jóvenes que empiezan – y hasta muchos veteranos – copian las formas del que manda, en la taquilla. Por imitar a Roca Rey, son ya muchísimos los que recurren a torear de rodillas, mirar al tendido, dar circulares invertidos, espaldinas, arrucinas ybernadinas, cambiando el viaje; al arrimón final. Ésa es la responsabilidad de las primeras figuras. Podían imitar a Roca por su ambición, su valor y por entrar a matar de muy cerca. No lo hacen. Ya lo dijo el maligno Benavente: «Bienaventurados sean nuestros imitadores porque de ellos serán nuestros defectos».

Por ahora, Roca Rey es triunfador indiscutible. Sobre todo, con públicos como el de Pamplona. ¿Colma eso todas sus ambiciones taurinas? ¿No aspira a que se le recuerde por torear mejor? Él sabrá qué camino elige.

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