73 años de amor: Lilibeth y Felipe vuelven a cazar juntos

Cuando le daban unos días de permiso lo invitaban al castillo de Windsor, aunque el Rey Jorge VI no le hablaba y la Reina Elizabeth tampoco. Marion Crawford, la institutriz de aquella época narró en unas memorias, que le arreglaba la poca ropa civil que tenía ya que siempre usaba el uniforme. Pero que la Princesa era tan feliz durante estas visitas que se la escuchaba cantar por palacio 'La gente dirá que estamos enamorados', signo evidente de su felicidad. Felipe pasó las Navidades de 1943 con la Familia Real en Windsor y ya entonces los tabloides comenzaron a especular con su relación.

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Se comprometieron extraoficialmente en el verano de 1946 mientras se alojaban en Balmoral, pero el anuncio oficial se retrasó hasta que la Princesa Isabel cumplió 21 años y regresó de una gira real por Sudáfrica. Al padre de la novia no le convencía su elección. Ostentaba el título de Príncipe de Grecia y Dinamarca, pero había perdido el reino en la guerra, no tenía ni unos padres aptos. De lo único que podía alardear era de ser uno de los oficiales más jóvenes de la Armada y que su tío era un hombre poderoso. Para poder casarse renunció a los títulos nobiliarios para ser un ciudadano británico, cambió la religión ortodoxa por la anglicana. Y adoptó el apellido inglés de la familia de su madre, Mountbatten.

La suya fue la primera boda real retransmitida en todo el mundo y millones de personas la siguieron a través de la radio. Más de dos mil invitados fueron testigos del enlace que se celebró el 20 de noviembre de 1947 en la Abadía de Westminster. Recorrieron varias fincas familiares del Reino Unido para festejar su luna de miel. «La novia lucía una magnífica creación de satín con incrustaciones de soutache y perlas. La cola se componía de tres telas de tul, de cuatro metros y medio de longitud, sujetas a los hombros. El velo de seda dejaba la cara libre al sujetarse con una diadema de perlas y diamantes. La princesa iba calzada con zapatos de satín blanco de suela gruesa y altos tacones, sujetos al empeine con una tira de plata adornada con perlas. En la mano llevaba un ramo de orquídeas blancas», tal y como contó ABC.

Ya por entonces causaban gran fervor entre el pueblo británico, y miles de personas acamparon al raso la noche anterior alrededor de Buckingham para estar en primera línea durante la ruta que iba a seguir la Princesa Isabel hasta el altar. ABC relató, además, que cinco reyes y seis reinas se congregaron ese día en Londres y «bebieron a la salud de la Princesa Isabel y su esposo en el banquete nupcial celebrado después de la ceremonia de enlace, al que asistieron 150 invitados». Al salir de palacio, los Reyes y demás invitados al banquete arrojaron sobre los recién casados una lluvia de pétalos de rosas. A petición de la Princesa Isabel, su ramo fue depositado en la tumba del Soldado Desconocido, en la abadía de Westminster.

Los recién casados se quedaron en Buckingham hasta que terminaron las obras de su hogar cerca de Clarence House, en 1949. Felipe reanudó su carrera naval y fue destinado a Malta, isla donde vivió durante un par de años con la Princesa. Esta sería su época más feliz como pareja. Pero la repentina muerte del rey Jorge VI obligó al Príncipe a abandonar su carrera naval en 1953, recién alcanzado el rango de almirante. Esto provocó un antes y un después en el matrimonio. El 2 de junio de 1953, la Princesa Isabel fue coronada Reina.

A partir de entonces se limitaría acompañarla, tres pasos por detrás de ella, porque antes que su esposa era la Reina. Dicen que la Reina Isabel II siempre ha sabido de las infidelidades de su marido, que empezaron en 1956, pero se defendía diciendo que «los hombres tienen ciertas necesidades y eso no significa que quieran menos a sus esposas». Lo que más les gustaba era cazar y montar a caballo. Siempre que la agenda lo permitía se escapaban a Balmoral.

También el Príncipe Felipe de Edimburgo tenía claro que su trabajo era no decepcionarla nunca. Y así lo cumplió hasta su muerte el 9 de abril de 2021 a los 99 años. Para proteger la «dignidad» de la monarca y a los «miembros cercanos de su familia» su testamento será guardado en una caja fuerte secreta durante 90 años, al igual que han hecho desde hace más de un siglo los miembros de más alto rango de la Familia Real británica.

Apenas un mes después del funeral, el 11 de mayo de 2021, reapareció en público para inaugurar una sesión parlamentaria, junto al entonces primer ministro Boris Johnson. A sus 95 años, llegó en automóvil en lugar de carroza, con un traje color lavanda y leyó el discurso escrito por el ejecutivo exponiendo los planes de gobierno.