¿Podemos utilizar los bosques de forma sostenible?

Cuando nos preguntamos si es necesario utilizar nuestros bosques, la respuesta vuelve a ser afirmativa. Utilizar y aprovechar los recursos que se obtienen de los bosques es la razón por la cual los bosques se conservan, se mantienen y regeneran.Los bosques forman parte de la economía rural de muchas poblaciones locales de todos los países, incluidas las indígenas, quiénes gestionan una cuarta parte de los bosques del mundo y dependen de ellos para vivir.

Y en España, también, un 70% de nuestros bosques son privados. Por eso cuando adquieres un producto de origen forestal certificado y etiquetado FSC, no sólo contribuyes a la conservación y protección de los bosques, si no a generar riqueza y calidad de vida entre sus propietarios y las comunidades locales que dependen de ellos.

La realidad que debemos entender es que rentabilidad y protección van de la mano. Si los bosques no son rentables y los propietarios forestales no obtienen ingresos por gestionarlos, nuestras masas forestales se degradarían, descuidarían, abandonarían, como ya está ocurriendo, se perdería biodiversidad e incluso se pondría en peligro la capacidad de nuestros bosques de ejercer de escudos contra el cambio climático en su proceso de absorción de CO2 y almacenamiento de carbono. Incluso una gestión forestal inadecuada o ineficiente puede convertir nuestros bosques en terreno abonado para que los incendios forestales se propaguen a mayor velocidad.

Los bosques se utilizan, conservándolos. O los conservamos, porque los utilizamos, bien y para el bien de todos. Para el bien de los propietarios, para el bien de las poblaciones locales, para el bien de la biodiversidad de la fauna y flora que habita exclusivamente en ellos - un 80% de toda la existente en el planeta -; y para el bien de la sociedad y la humanidad, pues sin ellos la vida humana no sería posible. A este bosque, que tanto bien hace para todos y para siempre, es lo que llamamos un bosque bien gestionado y sostenible.

Los productos de origen forestal FSC forman parte de nuestro día desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Los bosques están mucho más presentes en nuestras vidas de lo que nos imaginamos. Papel higiénico, servilletas, compresas, revistas, libros, cuadernos, corchos de botellas de vino, embalajes, packaging en bebidas y alimentación, envases de cartón en productos de perfumería, cosmética, farmacia…, juguetes, muebles, suelos, puertas, ventanas, tableros, decoración, herramientas, instrumentos, moda fabricada en fibras celulósicas de origen forestal (como el rayón, la viscosa, el modal o el lyocell), calzado fabricado a partir de caucho y corcho, esterillas de yoga, trajes de neopreno y neumáticos fabricados con caucho… incluso viviendas, edificios, hoteles, embarcaciones y obra civil construida con madera sostenible.

Desde el bosque hasta llegar a nuestras manos, existe una cadena de empresas responsables que ejercen de custodios y garantes de que el material que emplean es certificado FSC y procede de un bosque bien gestionado y sostenible.

Los consumidores somos el eslabón final de la cadena de compromiso sostenible que empieza en el bosque. Y termina en nuestra elección de compra. Pero también estamos al comienzo de la cadena, en el propio bosque, porque nuestras vidas están conectadas; y somos dependientes de todos los beneficios y servicios ecosistémicos que hacen posible nuestra existencia.

Me llamaron loco por pensar que podía utilizar los bosques de forma sostenible