Dos mil millones de personas sin fuentes modernas de energía
Dos mil millones de personas no tienen acceso a las fuentes modernas de energía y dependen de la tradicional quema de biomasa, según Naciones Unidas. No obstante, y pese al declive experimentado en los países del este de Europa y los que formaban la extinta ... Unión Soviética, la producción mundial y el consumo de todos los tipos de energía creció a lo largo de la década de los años 90. El mayor incremento en el consumo se produjó en la energía basada en los combustibles fósiles, precisamente aquella que producen los mayores perjuicios medioambientales porque contribuye al calentamiento del planeta. La producción de energía a partir de fuentes renovables (solar, eólica...) representa sólo todavía el 4,5 por del total. Este porcentaje era 3,2 por ciento en 1971.
La mayoría de los países del África subsahariana, algunos de Asia, Suramérica y el Caribe continúan dependiendo de la tradicional quema de biomasa para generar energía, cuyo porcentaje se eleva en algunos casos hasta el 90 por ciento. Además, la mayor parte de estos pueblos no tiene acceso, o no puede permitírselo, a los combustible fósiles o a cualquier otro tipo de suministro moderno de energía. Así, para cubrir la demanda energética necesaria para realizar tareas tan básicas como cocinar o calentarse se ven obligados a depender de la madera o, en el peor de los casos, de los residuos de las cosechas o excrementos de animales.
Sin embargo, las estufas que construyen de forma artesanal, encendidas en espacios poco ventilados, generan humo, dióxido de carbono y otro tipo de contaminantes que dañan la salud. A partir de este dato se explica, por ejemplo, que las mujeres mexicanas que han utilizado carbón para cocinar durante muchos años presenten una probabilidad de padecer cáncer de pulmón entre dos y diez mayor que las que utilizan gas en los países desarrollados.
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