Inma Shara, directora de orquesta, elige Valle de Ayala: «Aquí el otoño es una sinfonía perfecta de color»
En este paraje natural alavés donde aún resuenan los ecos de su infancia y adolescencia, esta compositora prepara su nueva temporada de conciertos
Inma Shara, directora de orquesta, elige Valle de Ayala: «Aquí el otoño es una sinfonía perfecta de color»
Esta alavesa nacida en 1972 es una de las pocas mujeres directoras de orquesta que destacan en el mundo, y de las más jóvenes entre ellas. Forma parte de una nueva generación de directores de orquesta españoles. Es embajadora de la marca España y la ... primera mujer en llevar la batuta en el Vaticano, en un concierto presidido por el Papa Benedicto XVI en 2008 . Sin mencionar los numerosos premios y distinciones recibidos. Mantenerse a ese nivel exige mucho tiempo y dedicación. Hasta diez horas al día a lo largo de dos meses, para preparar la nueva temporada de conciertos. Y el valle de Ayala, donde aún resuenan los ecos de su infancia y adolescencia, es un marco privilegiado para hacerlo. «Me gusta mucho este valle. Desde pequeña, hasta los 23 años, he pasado los veranos en Izoria», un municipio del valle de Ayala con un verdor típico de postal.
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No es en Izoria, sin embargo, donde Inma Shara ha montado su cuartel general para preparar la temporada que ahora empieza. Se ha refugiado en otro pueblecito del valle, Quejana, en cuyo hotel encuentra la tranquilidad para estudiar: «La naturaleza me encanta. Y en especial la montaña, porque de alguna manera me relaja. El silencio de la montaña me gusta mucho y los sonidos que emanan de la naturaleza son como una sinfonía», señala. Y es que la música es algo fundamental en su vida. Y habla de la sinfonía de los juguetes, «que parece una explosión de naturaleza», o la del nuevo mundo, piezas que le gusta escuchar, entre otras muchas, para descubrir nuevos matices. «Es lo apasionante de la música, que aunque la hayas estudiado a fondo, siempre encuentras algo nuevo», explica esta joven directora que transmite su pasión por la música y se define como «apasionada, romántica, serena, disciplinada y soñadora».
Senderismo
Del valle de Ayala le gusta casi todo. En especial recorrerlo a pie: «Me gusta mucho andar, y he probado a hacer senderismo incluso de noche, en Gorbea», una de las muchas actividades que pueden llevarse a cabo en este parque natural cuya cumbre, con 1.842 metros, pone techo a Álava. Y destaca las actividades astronómicas, para observar el cielo nocturno en este incomparable marco. Una actividad a la que se puede añadir una «g» y terminar con una cena a la luz de las estrellas, como ofrecen algunas agencias.
Recomienda en especial la subida al Txarlazo (938 metros), uno de los montes más emblemáticos de Vizcaya , en la localidad de Orduña. Su cima está coronada por una imagen de 15 metros de la Virgen de la Antigua, erigida hace un siglo. El esfuerzo empleado en la subida, asegura Inma, queda compensado con la excelente panorámica que desde allí se obtiene de todo el valle. Los menos andarines pueden contemplar la cima y el espléndido paisaje desde el Santuario de la Virgen de la Antigua, en Orduña, a los pies del monte.
Le gusta levantarse por las mañanas y encontrarse en plena naturaleza. Eso le ayuda para enfrentarse a la dura jornada de estudio sobre los pentagramas antes de iniciar sus giras internacionales. Le espera para este curso una agenda muy apretada: «Parecida a la anterior y estoy encantada. Dando gracias a la vida, porque es un privilegio vivir de una profesión que adoro y tener la posibilidad de un trabajo, en especial hoy en día. Es algo que hay que agradecer y aprovechar». Y sin duda es lo que hace. Acaba de finalizar una gira de 30 conciertos y ya está inmersa en la preparación de los nuevos, «y un proyecto discográfico para niños, que saldrá en Navidades», después de la buena acogida del primero, «La isla de los sonidos» , donde se mezclaban los clásicos con bandas sonoras de películas. «Siempre he dicho que John Williams (Indiana Jones, Parque Jurásico, La lista de Schindler), Nino Rota (El Padrino) o John Barri (Nacida Libre, Memorias de África, Bailando con Lobos), son grandísimos compositores. Si los clásicos hubieran conocido el cine habrían compuesto también para el séptimo arte».
«Intento mantener mi residencia en Álava. Y cada vez que vengo busco un hueco para estar aquí, porque pasear por esos recuerdos de mi niñez me "alimenta" y son mi motor, los que me dan fuerza para seguir. Este paisaje y estos recuerdos son un aliento muy importante en mi vida», explica poco antes de posar para la foto, en un día lluvioso de finales del verano, en el que las hojas empiezan a amarillear y desprenderse de los árboles, presagiando la llegada del otoño . Una estación que esta alavesa dedicada de lleno a la música -«es mi vida»- califica como «una sinfonía perfecta colorísticamente hablando» , en la que «la explosión de colores de la naturaleza en este paisaje conformado por robles y hayas es realmente indescriptible, con marrones más intensos que se entremezclan con los verdes y ocres». Un paisaje que le gustaría fuera un legado para las siguientes generaciones: «El placer y la oportunidad de disfrutar de la naturaleza en estado puro».
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