Pérez-Zapardiel: «Gracias al telescopio Kepler los planetas parecidos a la Tierra están apareciendo a miles»

La naturaleza y el deporte son dos aficiones del director de la Estación Espacial de Robledo, desde donde «escuchan» las señales que llegan del espacio profundo

Pérez-Zapardiel: «Gracias al telescopio Kepler los planetas parecidos a la Tierra están apareciendo a miles» DE SAN BERNARDO

PILAR QUIJADA

La palabra naturaleza nos lleva casi siempre a pensar en un entorno verde. Pero el diccionario de la RAE contempla una acepción mucho más amplia: «Conjunto, orden y disposición de todo lo que compone el universo». Y así lo entiende Pablo Pérez-Zapardiel , ... director de la Estación de Seguimiento Espacial de Robledo de Chavela , que forma parte de la Red de estaciones de Espacio Profundo de la Nasa , y que este año celebra su 50 aniversario. «Me impresiona la grandiosidad de la naturaleza y la conexión con la creencia de que tiene que existir un ser superior capaz de crear toda esta maravilla, que se extrapola a la grandiosidad del Universo, del que empezamos ahora simplemente a atisbar las dimensiones, que son espectaculares. Solo la Vía Láctea tiene 100.000 años luz de diámetro. Y el universo tiene miles de millones de galaxias...», explica para que podamos hacernos una idea.

Hace un año se trasladó a vivir a este bonito rincón de la sierra oeste madrileña . Aunque la idea de hacerlo estaba ya en su cabeza desde su primer día de trabajo aquí, las circunstancias familiares lo hacían difícil. Con sus hijas mayores ha podido cumplir su deseo: «Para un amante de la naturaleza trabajar y vivir aquí, rodeado de montañas, es un lujo que pocas personas se pueden permitir. Desde mi casa se ven las estribaciones de la vecina sierra de Gredos », comenta.

Lo cuenta de camino a un pequeño cerro que nos permite atisbar el Complejo Espacial desde lo alto, rodeado de los pinos y encinas que casi lo ocultan a quien circula por la carretera M-512 , desde la que se accede. Eso le ocurrió a Pablo el primer día que llegó a la estación a trabajar hace 36 años: «No se veían las antenas [con los los pinos piñoneros], pasé de largo y me fui hasta Robledo y luego tuve que volver».

Una de las vistas que más le gusta es la que ofrece la cima de la Almenara (1.262 metros) , que «tiene una peculiaridad: es el único punto de los alrededores desde donde se ven los tres complejos de NASA: el de Robledo; el de Cebreros, que ahora es de la Agencia Espacial Europea y tiene también antenas de Deep Space, y el de Fresnedillas, que está cedido al Centro Nacional de Inteligencia», explica.

«La naturaleza lleva a pensar en la existencia de un ser superior»

Y es que naturaleza y deporte han sido una constante durante toda la vida de este ingeniero de telecomunicaciones que hoy dirige la Estación. «Han sido mis aficiones principales. Tengo el orgullo de haber corrido la primera Maratón Popular de Madrid. Logré terminarla, no soy competitivo, me gusta participar pero no me planteo ser el primero. Luego las he repetido regularmente. He hecho cuatro o cinco, y también algunas carreras de media distancia». Y como campo de entrenamiento tenía uno de los mejores, alejado del ruido y la contaminación : «Al acabar el trabajo, solíamos salir un grupo desde la Estación hacia Colmenar del Arroyo y luego a las Navas. Cuando empecé a trabajar aquí, apenas pasaban coches y podíamos ir por la carretera. En total, unos 20 kilómetros de carrera».

Su afición por la montaña aún continúa, aunque dirigir la estación le deja poco tiempo libre . «Me gusta mucho la bicicleta de montaña. La montaña ha sido posiblemente el hobby más importante que he tenido. Todavía sigo practicando. Hace unos días quedé con el ex director de la estación, y amigo, y otro compañero, los dos están ya jubilados. Fuimos a Gredos a subir a una de sus cimas».

Encuentros en la tercera fase

Mientras lo explica, con la vista de las antenas de seguimiento espacial de fondo , empieza a sonar una música inquietante, de película del espacio, muy apropiada para la ocasión, como si una civilización exterior hubiera elegido ese preciso instante para comunicarse con nosotros. Afortunadamente es el teléfono de Edu, el fotógrafo, porque si hacemos caso a la teoría de Stephen Hawking , los visitantes exteriores no vendrían precisamente en son de paz...

La oportunidad nos hace reír y da pie a preguntar a Pablo si en alguna ocasión ha visto algún ovni: «Yo no he visto ninguno. Ni la estación los detectaría , porque trabajamos en unas bandas de frecuencia muy definidas, que lo impiden. Nos dedicamos al seguimiento de satélites que exploran el Sistema Solar, lo que está más allá de la Luna, por las antenas tan grandes que tenemos», aclara.

Y eso que Pablo ha mirado atentamente al cielo nocturno, como explica: «Cuando trabajaba en operaciones y me tocaba turno de noche, si no había seguimiento mi entretenimiento favorito era subirme a la parte más alta de la antena grande, de 70 metros de diámetro, y allí me quedaba, sentado en lo más alto horas y horas, con mi bolsa de pipas, observando las estrellas ».

«La montaña ha sido una de las aficiones más importantes que he tenido»

Empezó a trabajar en la Estación de Robledo hace 36 años. Era entonces muy joven y acababa de terminar Telecomunicaciones. «He tenido un trabajo técnico la mayor parte de este tiempo. He pasado por todas las áreas de la Estación. Y hace relativamente poco, en 2009, empecé en la Dirección. La parte técnica es muy emocionante y menos estresante , porque el trabajo depende de tus conocimientos, habilidades y disposición. Era muy gratificante. Este complejo para un técnico es el paraíso», explica con cierta añoranza. Y añade: «Es ley de vida. La veteranía y el conocimiento profundo de todos los rincones de la Estación son un valor añadido».

Pese a que nunca vio nada extraño cuando observaba el cielo nocturno, sí cree en la posibilidad de que haya vida extraterrestre: «Personalmente soy un convencido de que no estamos solos. Gracias al telescopio Kepler los planetas parecidos a la Tierra están apareciendo a miles . Desde que se inventó la técnica para detectarlos, se han encontrado más de 3.000 solo dentro de la Vía Láctea… Cuando mejoremos la técnica y miremos en otras galaxias aparecerán millones...».

Periódicamente sí reciben la visita de otros visitantes que surcan los cielos: las aves, que tienen predilección por las grandes antenas, señala Pablo: « Es el sitio ideal para los pájaros . Se sienten seguros. Hace años hubo un momento en el que supuso un problema porque anidaban y los excrementos deterioraban las antenas. Actualmente tenemos un programa como en los aeropuertos, con halcones, para disuadirlas». También tienen que vivir en «armonía» con las especies vegetales protegidas, como el enebro o incluso la zarza: «Cuando hacemos una obra tenemos que modificar el trazado de las carreteras para evitar daños a especies protegidas».

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