Mayores al volante: «Si la familia insiste en que se deje de conducir, se ha rebasado el límite de seguridad»
Según la neurología, existen ciertos indicios que determinan el momento de dejar de utilizar el coche
Susana Arias, vocal del área de Relaciones Profesionales de la Sociedad Española de Neurología
'Lo que no se usa se pierde' es una de las máximas del refuerzo cognitivo que se extiende a todas las habilidades de una persona, tanto físicas como mentales. Si no se practica un idioma, se termina por olvidar cómo mantener una conversación. Por ... ello, uno de los factores que más determinan la longevidad de la conducción es la regularidad con la que se practique la habilidad.
El deterioro físico y neurológico con el paso del tiempo es inevitable, pero cada persona tiene unas características únicas. Según Susana Arias, la vocal del área de Relaciones Profesionales de la Sociedad Española de Neurología, «todo influye y, evidentemente, una persona diabética, fumadora y que haya abusado del alcohol tendrá más probabilidad de deterioro neuronal que otra que haya tenido una vida tranquila, con actividad física y estímulos intelectuales».
Arias, coautora del 'Manual de neurología y conducción' señala que para circular es necesario contar que varias funciones físicas estén en buen estado. Las ejecutivas, enmarcadas dentro de las cognitivas permiten planificar una secuencia de actos para hacerlos correctamente -pisar el embrague antes de meter la marcha-, así como contar con memoria de trabajo -y recordar qué significan las señales-, percepción espacial, capacidad de atención sostenida, coordinación ojo-mano y el escaneo visual que permita reconocer el entorno rápidamente. Todos ellos cada vez menos eficaces a medida que se cumplen años.
«La retirada del carné es una pérdida de autonomía muy grande», afirma, pero recuerda que antes de que esta ocurra, se puede conducir con ciertas limitaciones. En el anexo IV del Real Decreto 1055/2015, que modifica el Reglamento General de Conductores, se recogen las patologías que afectan a la circulación. Arias, como experta en ictus, afirma que ha tenido pacientes que han sufrido uno y han podido seguir conduciendo, con modificaciones de sus vehículos. «Incluso las etapas leves de demencia pueden no suponer un impedimento y los neurólogos solemos dejar a los pacientes con párkinson conducir hasta etapas tardías».
Señales de riesgo
Como en muchos otros ámbitos, la anticipación es clave. «Hay que estar atento a pistas que puedan indicarnos que es momento de dejar de conducir», afirma Arias. Pequeños golpes al estacionar, arañazos, dificultad a la hora de tomar curvas, equivocarse de salida... todos son indicios de que posiblemente haya que plantearse dejar de conducir.
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«Normalmente, cuando la familia insiste, ya hemos rebasado ese límite», teniendo en cuenta que muchos mayores toman psicofármacos que pueden influir en su conducción.
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