Fórmula E, el camino hacia la máxima eficiencia de DS

Para una marca de coches de lujo como DS Automobiles, este es un escaparate también de lujo. Pero buscan algo más. Y es que este innovador campeonato se ha convertido en un banco de pruebas para encontrar mejoras en cuestiones como la autonomía, motores, baterías o la frenada regenerativa en los coches de calle. Para las marcas el primer reto está en conseguir un aprovechamiento óptimo de la energía porque su talón de Aquiles está en su dependencia de las baterías para empujar el vehículo. Unas baterías que hoy por hoy son pesadas y muy caras. Por este motivo, grandes marcas premium como DS, conscientes de esas limitaciones, buscan respuestas en esta contienda eléctrica. En concreto, con su división DS Performance, que ganó todos los títulos de Fórmula E en 2019 y 2020.

Así, la firma encuentra en esta competición la plataforma perfecta para contribuir a que la marca se convierta en el fabricante de coches con el promedio más bajo de emisiones de CO2 de Europa, algo que ya ha conseguido y quiere mantener. «La Fórmula E es como nuestro laboratorio permanente que nos permite transmitir nuestra experiencia y 'savoir-faire' a nuestros modelos E-Tense de serie. Nos llevará a ofrecer nuevos modelos exclusivamente 100% eléctricos desde 2024», subraya Beatrice Poucher, directora general de DS.

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Para ello, DS ha equipado su monoplaza con un nuevo motopropulsor -desarrollado por DS Performance-, un verdadero escaparate tecnológico. Incluye una batería de 52 kWh que puede ofrecer hasta 338 CV de potencia, lo que le permite acelerar de 0 a 100 km/h en solo 2,8 segundos.

Ante esto, ya en el 2017, se buscaba, por ejemplo, el máximo rendimiento y de la optimización. Es decir, luchar contra las pérdidas de energía. En la Fórmula E, la suspensión delantera y la batería son comunes para todos los monoplazas, mientras que la caja de cambios y el motor eléctrico son diferentes en cada escudería. Durante un año, diez ingenieros y numerosos técnicos trabajaron en el desarrollo del monoplaza de ese año, el DSV-02. Unos meses de puesta a punto que también les permitió optimizar el rendimiento de explotación del dúo «caja de cambios-motor eléctrico», aplicado directamente sobre la cadena de tracción híbrida eléctrica recargable del DS 7 Crossback, uno de los mayores superventas de la marca en la actualidad.

Una tendencia que sigue la marca hasta la actualidad y que no dejará de explotar. Su nuevo estandarte, el DS 9 -que ha sorprendido por su visión exclusiva de la berlina de gama alta, con materiales y elementos de diseño únicos y equipamientos tecnológicos avanzados-, hereda de la experiencia de la marca en Formula E una versión de altísimas prestaciones que incorpora una tracción total inteligente y combina dos motores eléctricos de 110 y 113 CV con la potencia de un propulsor gasolina PureTech de 200 CV, dando como resultado 360 CV y 520 Nm en un híbrido enchufable de lo más capaz. De hecho, son unas cifras que le coronan como el DS más potente de la historia de la marca.

Asimismo, el sistema de frenos está mejorado con pinzas de cuatro pistones para una mejor distribución de la potencia en condiciones muy exigentes con discos de 380 x 32 mm en la parte delantera, y 290 x 12 mm en la parte trasera. Al igual que con el monoplaza de Fórmula E ganador del campeonato, el esfuerzo de frenado mecánico solo se proporciona si es necesario después de la recuperación de energía. Los amortiguadores, los muelles y la barra estabilizadora son específicos, al igual que la gestión de la unidad de potencia.