Amphicar, el coche anfibio que triunfó en los años 60
Utilizaba un motor británico de 4 cilindros, 1.493 cc y 53 CV de potencia, con los que lograba una velocidad de 120 km/h en tierra, y 7 millas en el agua

Las motos de agua crean sensación en las zonas de veraneo, y los coches voladores se postulan como parte del futuro más inmediato. Pero en los años sesenta la sociedad norteamericana más pudiente disfrutaba de este curioso coche, preparado para moverse tanto en tierra firme como por el agua. Se llamó Amphicar, y fue presentado oficialmente en el Salón del Automóvil de Nueva York de 1961. Era un descapotable con forma de barca, y fue concebido en la Alemania Occidental por el diseñador y piloto de carreras Hans Trippel (1908-2001) y construido por el grupo Quandt en Lübeck y en Berlín-Borsigwald.
No era el primer coche anfibio de la historia, pero sí el primero concebido para uso civil y no militar.
Utilizaba un motor británico de 4 cilindros, 1.493 cc y 53 CV de potencia, colocado en la parte trasera del vehículo. Era el mismo que se montaba en el Triumph Herald de la época. Contaba con una caja de cambios manual sincronizada de cuatro velocidades con marcha atrás para su uso en tierra, y una sencilla palanca de marcha adelante-atrás que accionaba las hélices traseras para navegar. Como curiosidad, las ruedas delanteras se utilizaban también como timón. En carretera alcanzaba una velocidad máxima de 120 km/h y en el agua llegaba hasta unos 15 km/h (7 millas).

Evidentemente, estaba preparado para flotar, por lo que su carrocería, que estaba fabricada en acero, era totalmente impermeable, con 1.050 kilos de peso. Se ofrecía únicamente en 4 colores: rojo, blanco, azul y verde.
En 1965, dos unidades navegaron con éxito por el río Yukon en Alaska. Y en 1968, otras dos unidades cruzaron el Canal de la Mancha soportando olas de 20 pies (6,1 m) y vientos huracanados.
En total se llegaron a fabricar 4.500 unidades, de las que 3.800 fueron exportadas a Estados Unidos, donde pese a costar entre 2.800 y 3.300 dólares se convirtieron en un éxito. Pero en 1968 el gobierno prohibió su importación, lo que provocó la desaparición del modelo y la quiebra de su fabricante, ya que el 90% de las ventas eran en Estados Unidos.

Entre los propietarios del coche, destacan el presidente de los Estados Unidos Lyndon B. Johnson. Amante de las bromas, le gustaba atemorizar a sus invitados lanzándose con el Amphicar cuesta abajo en dirección al lago de su propiedad, mientras gritaba que el coche se había quedado sin frenos.
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En la actualidad se pueden encontrar unidades de segunda mano, a un precio que ronda los 70.000 euros.
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