Cómo evitar las averías más frecuentes del aire acondicionado del coche

Dado que el climatizador del vehículo funciona todo el año, proporcionando aire frío en verano y aire caliente en invierno, según la iniciativa de Sernauto 'Elige calidad, elige confianza' , este tipo de sistemas requieren de un mantenimiento preventivo al menos una vez al año o, como poco, cada dos años, de la mano de una revisión de todo el sistema. De esta manera nos aseguramos de que todo funciona correctamente y evitamos daños mayores y costosas reparaciones.

Las averías más frecuentes son las que derivan de un incorrecto mantenimiento. «Entre ellas, podemos enumerar: pérdida de gas refrigerante -suele ser el principal motivo de fallo en el sistema de climatización-, pérdida de aceite que derivan en daños en el compresor, empañamiento de los cristales por fallos en el evaporador o sonda de evaporador, así como un fallo general del sistema», detallan desde la iniciativa.

Otros síntomas de que algo puede estar fallando con el sistema de climatización son que en el interior del vehículo notemos malos olores o irritación en los ojos provocada por la presencia de bacterias en el evaporador o filtro de habitáculo colmatado».

Para evitar averías lo mejor es realizar un uso responsable del mismo. Desde la Revista de la Dirección General de Tráfico (DGT) nos indican que es muy importante mantener fresco y ventilado el habitáculo de nuestro vehículo. Es conveniente revisarlo todos los años y recargarlo , como mínimo, cada dos, para evitar averías que pueden resultar costosas y permitirá que el sistema enfríe en condiciones

Y, en este sentido, el Centro Técnico de Seat ha elaborado una lista con los cinco errores más comunes que cometemos cuando utilizamos el aire acondicionado y algunos consejos para optimizar su uso:

1. ERROR: Aire al máximo. En verano, el interior de un coche aparcado al sol puede llegar a los 60ºC. Uno de los errores más frecuentes es encender el aire al máximo nada más llegar.

CONSEJO: Lo primero es «abrir las puertas y ventanillas y ventilar el habitáculo, durante un minuto, antes de activar el aire acondicionado», recomienda Ángel Suárez, ingeniero del mencionado Centro Técnico. De esta forma se consigue «rebajar de forma natural la temperatura interior». Una vez ventilado, ya se puede «entrar, cerrar las puertas y ventanillas y activar la climatización». En una media hora se pueden recuperar los 25ºC.

2. ERROR: Botón recirculación. El hecho de mantener activado el botón de recirculación del aire «favorece que los cristales se empañen».

CONSEJO: Conducir con la opción Auto encendida para que «el flujo del aire se autorregule, sea más homogéneo y se haga un uso más eficiente», señala Suárez.

3. ERROR: No activar el aire. Hay momentos del día en los que hace «fresquito» y no creemos necesario poner el aire.

CONSEJO: Activar siempre el aire, así evitará que se empañe cuando se eleve la temperatura exterior.

4. ERROR: Difusores. Muchas veces si sentimos calor, subimos el aire.

CONSEJO: La mayoría de las veces no es una cuestión de temperatura, sino de la dirección en la que circula el aire dentro del habitáculo. Para conseguir un reparto adecuado del aire, Suárez indica que «los difusores tienen que estar enfocados hacia arriba, no hacia la cara». Con este gesto se consigue que el aire se reparta por todo el coche y llegue a todos los pasajeros de forma uniforme.

5. ERROR: Mantenimiento. Como el aceite, los neumáticos o el líquido de frenos, el sistema de climatización también necesita un mantenimiento específico.

CONSEJO: Se recomienda cambiar los filtros cada 15.000 ó 20.000 kilómetros

El aire acondicionado enfría el caudal que entra al coche a través de diferentes elementos basados en los principios de los sistemas de refrigeración domésticos.

Aprovechando la fuerza del motor, un compresor es accionado mediante una correa y una polea , normalmente la misma que mueve el alternador y la bomba de agua. El elemento absorbe el líquido refrigerante que proviene de un evaporador, a baja presión y en estado de vapor. Por su parte, el líquido refrigerante muestra un muy bajo grado de ebullición, y una vez se comprime para aumentar su presión y temperatura se distribuye al condensador, en contacto con el aire exterior.

En el circuito cerrado del sistema, el líquido pasa por el filtro del aire acondicionado, encargado de expandirlo al circular por la válvula de expansión o isobárica . En ella pierde presión y el calor es absorbido, por lo que su temperatura baja considerablemente y de forma muy rápida, se condensa y pasa a estado líquido.

En este punto clave, el líquido atraviesa un filtro que impide el paso de impurezas y que absorbe la humedad . A veces se denomina filtro deshidratante.

En el evaporador, el líquido vuelve a pasar a estado gaseoso; se absorbe todo el aire caliente, convirtiéndose en aire frío —se forman algunas gotas de agua que son expulsadas al exterior— y distribuyéndose por el habitáculo a través del ventilador. Éste es también un elemento imprescindible para que el ciclo vuelva comenzar.

Pieza clave es el termostado, que gestiona y regula el funcionamiento de todo el proceso ; conecta y desconecta el compresor. En los nuevos sistemas que incorporan los coches modernos el compresor no desconecta a no ser que pulsemos una tecla conocida como Eco . Así, en los climatizadores la regulación de la temperatura se realiza «jugando» con la mezcla de aire frío y caliente, para lo que también actúa el refrigerante del motor.

Los fabricantes de coches estudian concienzudamente los pasos de aire en el habitáculo. Este trabajo se realiza, principalmente, con el diseño de la aerodinámica del modelo , pues los puntos de salida del aire se colocan en zonas de depresión aerodinámica, un truco para aprovechar mejor las corrientes.

Accionar el aire acondicionado supone una pequeña pérdida de potencia de unos 6 CV . Sucede porque el compresor toma fuerza del motor para su accionamiento. Se calcula que se gasta más o menos un 6% más de combustible. Además, cuanto mayor sea el régimen de giro mecánico, mejor funcionará el aire acondicionado; todo lo contrario cuando el motor funciona al ralentí.