Bosch refuerza su inversión en chips: 3.000 millones hasta 2026
Según su CEO, Stefan Hartung, el número de semiconductores de automoción se cuadruplicará hasta mediados de década
Madrid
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Iniciar sesiónLa fábrica de semiconductores de Bosch en Dresde (Alemania) es un atisbo a un futuro en el que las regiones han conseguido convertirse en zonas atractivas para los fabricantes de chips. La ciudad alberga la planta más moderna de estos componentes, muchos de los cuales ... irán destinados a la automoción, que fabrica obleas de 300 milímetros de diámetro, más avanzadas que las de 150 o 200 que eran el estándar de la industria hasta ahora.
Pero no se trata solo de la capacidad de las obleas, cuyo silicio tiene que soportar 800 operaciones transformativas hasta convertirse en avanzados circuitos más pequeños que la moneda de un céntimo, sino de la tecnología de la que dispone el mayor fabricante de componentes del mundo.
Bosch es el líder de la construcción de chips en carburo de silicio, un material con otras propiedades conductivas que permite aplicaciones no favorables para el silicio, como las mayores temperaturas. Para este campo proyectan un gran crecimiento de la demanda.
En una entrevista exclusiva con ABC, el consejero delegado de Bosch, Stefan Hartung, declaró que el número de chips que solicitará la industria automotriz se cuadruplicará de aquí a finales de década, incluso con producciones estables.
«Los fabricantes de automóviles están centralizando las operaciones computacionales en sus centralitas, que requieren mayor capacidad de procesamiento», afirmó. «Por eso, hemos sido muy selectivos con los semiconductores que queremos producir. Con la escasez global de chips, puede parecer que la demanda es insaciable y que es imposible equivocarse con estos componentes, pero se han dado casos de empresas de semiconductores que no han sido rentables».
Los primeros chips que salieron de la fábrica de Dresde fueron sensores que se asociaron a las herramientas eléctricas del fabricante, por ejemplo para que los taladros se detuvieran al detectar una superficie que no debían perforar, como un dedo. «Son aplicaciones sencillas que pudimos incorporar directamente de las líneas de montaje, cuando comenzaron las operaciones el pasado junio», declaró.
Ahora, en expansión —se prevé que, cuando esté en pleno rendimiento, los trabajadores de la planta asciendan a 800, en comparación con los 250 actuales—, el fabricante está llevando a cabo la calificación de otros sensores que se usarán en la automoción. «Paso a paso vamos incorporando más líneas de producto», señaló Hartung.
Según el directivo, es el tiempo de crear estas fábricas uno de los factores que más limitan la capacidad de las empresas. «El problema no lo es tanto por la construcción del edificio» —aunque esta tiene que ser escrupulosamente limpia—, «sino por los expertos necesarios para la supervisión».
Crear un entorno atractivo para los ingenieros, dada su escasez, es imprescindible para contar con una operación de semiconductores sólida. Es el caso de Bosch en Dresden, y, en una escala macroeconómica, es lo que pretende la Unión Europea con su Ley Europea de Chips, para la cual prevé destinar más de 40.000 millones.
«No creo que sea demasiado tarde para intentar recuperar la cuota de mercado que perdimos como continente», afirma Hartung. Sin embargo, señala que es «muy ambicioso llegar al 20% de penetración» al que apuntaba la Comisión cuando aprobó esa ley.
Inversiones de cara al futuro
De momento, Bosch descarta la creación de más plantas de chips en Europa. «Tenemos bastante en nuestro plato ya», señala el directivo, cuya empresa opera ya dos 'forjas' en Europa —la segunda siendo la también alemana Reutlingen—. No descarta asociarse con otras empresas a este fin en un futuro, pero el horizonte parece lejano, al menos posterior a que Dresde alcance su pleno rendimiento. Hartung se negó a aventurar cuándo podría ocurrir.
El agua es uno de los ingredientes esenciales para la fabricación de semiconductores. Esta se utiliza para mezclarse con los compuestos químicos en las líneas de montaje, así como para refrigerar los procesos. «El agua tiene que ser tratada previamente para alcanzar el grado de pureza necesario», sentencia Hartung, que también subrayó la importancia de contar con una buena gestión de residuos y depuración.
Estos últimos factores son imprescindibles para crear más fábricas. Para Hartung, si esto se garantiza, se puede erigir una fábrica de semiconductores en cualquier parte del mundo, sin importar el grado de aridez que presente un país, incluso el sur de España.
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De cara a 2026, Bosch invertirá 3.000 millones más en expandir sus operaciones de semiconductores —estima que esta cifra ascienda a 10.000 millones en 2030—. Su principal fin es aumentar la capacidad de Reutlingen y Dresde.
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