Brunete convoca un «falso concurso» para cazar a los grafiteros
Cinco grafiteros han sido captados por una campaña que, con el gancho de evitar la multa de 300 euros y de plasmar su arte en un monumento, han renunciado a ensuciar el mobiliario urbano
abc
Cinco grafiteros de Brunete han limpiado literalmente sus imágenes al ser «cazados» por una campaña educativa impulsada por el Ayuntamiento, que con el gancho de 300 euros y de «quedar inmortalizados» en el «primer monumento a la libertad de expresión» logró que borraran sus pintadas ... en lugares indebidos. «Teníamos que encontrar la manera de dar con esos grafiteros y hacerles reflexionar de forma educativa y contundente, pero sin criminalizar una expresión artística respetable cuando se hace con civismo. Y creo que lo conseguimos», explica el alcalde, Borja Gutiérrez, en el vídeo grabado para la campaña de concienciación sobre los grafiti.
Y la manera de encontrar a los autores de las pintadas que afean el mobiliario urbano y las fachadas de los edificios de Brunete fue crear un concurso medio ficticio-medio real, que ha quedado recogido en un vídeo realizado por la agencia de publicidad McCann. «Se buscan grafiteros para el primer monumento a la libertad de expresión de Brunete. Se ofrece el honor de quedar inmortalizado en un lugar especial, y 300 "euretes" por tu trabajo», decía el anuncio emitido en las radios de la localidad y los carteles que se colgaron en bares o calles del municipio.
Veintitrés «artistas callejeros» se presentaron al supuesto concurso –que presuntamente era un «proyecto educativo para limpiar la imagen» de los grafiteros–, aunque sólo ocho acudieron al «proceso de selección», en el que como condición indispensable para optar al «premio» se les pedía mostrar fotografías de sus «obras». Cinco de ellos –todos de entre 20 y 26 años, aproximadamente– enseñaron sin dudarlo las pruebas que les delataban, imágenes de sus pintadas en lugares reconocibles, como un kiosco de música o algunas fachadas.
Uno de los jóvenes «premiados», con su rostro pixelado, reconocía en el vídeo que tenía «unas cuantas firmas por la zona». «¿Seguro que lo has hecho tú?», le preguntaban mostrándole una imagen de una pintada, a lo que respondía rotundamente: «Sí, sí». Así se pagaba la primera parte del «premio»: las ordenanzas municipales multan como mínimo con 300 euros las pintadas en lugares indebidos, y a los «galardonados» se les invitó a borrar sus pintadas para ahorrarse la sanción.
Monumento en el centro cultural
«¡Ni de coña!», se oye a alguno de ellos en el vídeo, mientras se levanta y se marcha airado del supuesto proceso de selección. Finalmente cinco aparecen ataviados con «monos» de trabajo y, rodillo en mano, borran sus «obras artísticas». Quienes colaboraron limpiando sus pinturas recibieron, eso sí, la segunda parte del «premio»: pudieron volver a pintarlas, esta vez en unos paneles que se agruparon para crear el primer monumento a la libertad de expresión de Brunete.
El sábado pasado el monumento se expuso en la explanada del Centro Cultural, aunque próximamente se colocará en el interior de este recinto para evitar que se estropee a la intemperie y para que pueda ser disfrutado por todos los vecinos que quieran verlo. La finalidad de la campaña, que se realizó hace aproximadamente un mes, es concienciar a los jóvenes grafiteros del daño que causan con sus pintadas, que perjudican la imagen de la localidad y afectan al erario público.
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