Madrid Río: una playa para los que sufren la crisis

La región vive los días más sofocantes del año. La alerta amarilla por altas temperaturas se extenderá hasta hoy

Madrid Río: una playa para los que sufren la crisis josé ramón ladra

marta r. domingo

Pocas personas, además de turistas y trabajadores, se atrevieron ayer a salir a la calle. Ya a las 7 de la mañana los termómetros de la capital marcaban 23 grados. Esto sólo era un aviso de lo que estaba por llegar. Ayer fue uno de ... los días más calurosos del año; tanto, que la Agencia Estatal de Meteorología activó desde el lunes hasta hoy la alerta amarilla por temperaturas máximas de 40 grados en la mayor parte de la región. Incluso el Ayuntamiento de Madrid aconsejó que era mejor no salir de casa entre las doce y las seis de la tarde.

Y la recomendación del Consistorio no era desmesurada: el servicio de Emergencias 112 de la Comunidad tuvo que atender a lo largo de la jornada tres urgencias provocadas por golpes de calor con motivo de las altas temperaturas. «No es raro que haga calor en verano, pero esta vez ha venido de golpe, y así no hay quien se acostumbre», comentaba Miguel Gutiérrez. Este padre de familia decidió refugiarse del sofoco, junto con su mujer y su hija, en la ribera del Manzanares.

Después de una mañana patinando, corriendo o yendo en bicicleta bajo el sol implacable, el Parque de Madrid Río se presentó como la mejor alternativa para más de un deportista valiente que se atrevió a salir a hacer ejercicio. «Venimos desde la Dehesa de la Villa porque aquí podemos refrescarnos después de patinar. Los chorros de las fuentes que salen desde el suelo son un éxito entre los niños. Aunque echo en falta alguna sombra más y un aparcamiento gratuito para los que venimos de lejos y tenemos que usar el coche», reclamaba Ester.

Si el bochorno sorprendía a los locales, los que menos aclimatados y más sorprendidos estaban por las fuertes temperaturas que caldeaban la capital este medidodía eran los extranjeros. «No estoy acostumbrada a este calor. Soy de Polonia y allí también suben las temperaturas tanto como aquí, pero suele llover de vez en cuando, y eso alivia mucho», decía Joanna, una estudiante de Erasmus que leía un libro a la sombra, a la orilla del río.

Una sensación similar tenía una familia cántabra que prefirió pasar una jornada en «la playa de Madrid» antes que quedarse bajo el frío del aire acondicionado. «Nosotros somos del norte y llevamos el calor fatal», explicaba José Augusto Carral mientras se abanicaba con una hoja de papel. «No podíamos estar más en casa. Era un verdadero agobio. Hemos cogido la toalla, el bañador y unos bocadillos y nos hemos venido aquí. Ojalá hubiera parques tan equipados como este en nuestra región», añadía Carmen Gesso, su mujer.

El oasis de Madrid

La idea de disfrutar de una jornada refrescante y «económica» en el río Manzanares también tentó a un grupo de jóvenes estudiantes. «Madrid Río es el único lugar de la ciudad donde se puede soportar el calor; además, así nos ahorramos el dinero que supondría pagar el abono de la piscina», argumenta Alba Ruiz, que se protegía del sol con un sombrero de paja. «Nuestro bolsillo no nos da para ir al Aquopolis o al Parque de Atracciones, y en el Retiro no hay fuentes como estas», agrega Alejandro, su compañero de instituto.

Quizá por unos instantes, gracias al poder del agua, a muchos se les olvidó que Madrid no tiene playa.

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