A «cañonazos» contra el granizo para salvar las cosechas del sureste de Madrid

Algo que no ocurre desde que la Comunidad de Madrid aprendió a combatir las granizadas con «cañonazos» de yoduro de plata hacia las nubes. Así es como conocen los agricultores del sureste esta tecnología que impide que el granizo cause daños graves . Su funcionamiento es aparentemente sencillo. Se trata de unos tubos metálicos anclados al suelo que, a través de una mezcla de gases y aire, lanzan este compuesto hacia el interior de las nubes. Concretamente de los cumulonimbos que pueden derivar en la formación del granizo.

Su objetivo es evitar que el agua que contienen estas nubes —reconocibles por su aspecto vertical— se enfríe demasiado y precipite en forma de hielo. El yoduro de plata actúa entonces como una especie de imán y atrae el agua condensada, convirtiéndola en núcleos más pequeños que caen a la tierra en forma de lluvia, en lugar de bolas de hielo.

Gracias a esta tecnología el peligro de destrozar las cosechas madrileñas se ha reducido hasta casi desaparecer. De hecho, ninguna de las ocho granizadas que cayeron el año pasado generó daños en las huertas madrileñas. Para lograr este beneficioso objetivo, el Gobierno regional tiene instalado un total de 24 generadores de yoduro de plata en las comarcas de la Baja Campiña y de las Vegas.

Pese a su efectividad, se trata de una medida muy económica y no supera los 30.000 euros anuales. Un bajo coste que genera, sin embargo, mucha tranquilidad en los agricultores y que evita cuantiosas pérdidas.

La «Red Antigranizo», como la define el Ejecutivo madrileño, se activa precisamente durante estos días, cuando este tipo de fenómeno puede causar más daños en las cosechas. Las tormentas de los últimos días de primavera y los primeros de verano son las más temidas por los agricultores.

El sistema funciona gracias a la coordinación de la Consejería de Medio Ambiente, la Cámara Agraria y la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Esta última es la encargada de avisar del riesgo con horas de antelación. Así, ante una amenaza de tormenta la Aemet alerta a la Cámara Agraria de la llegada a sus tierras de una nube sospechosa. Los cañones se preparan desde por la mañana, se cargan y se disparan con el tiempo suficiente para evitar que el agua se enfríe y pueda llegar a crear núcleos de hielo, letales para el campo.

La idea es atacar al granizo antes de que se forme en el interior de la nube. Si es necesario aumentar la dosis, los cañones permiten varias descargas seguidas. Los expertos que los manejan aprovechan, además, la propia actividad de la tormenta que se está formando para la distribución del compuesto químico.

La Comunidad de Madrid asegura que no produce daños en el medio ambiente. Según los análisis de la consejería, la concentración de yoduro de plata en el aire, tras una descarga, es mil veces inferior a los umbrales de alerta. Asimismo «es muy baja en el agua de lluvia y en ésta no supera las concentraciones normales de este compuesto en el medio ambiente».

Los expertos aseguran que su accionamiento es seguro. Lejos quedan ya los tiempos en los que los generadores eran casi cañones accionados por artificieros y cargados con pólvora. Los antiguos sistemas requerían una red con un gran número de dispositivos y métodos de carga. Los nuevos cañones se ubican en Anchuelo, Aranjuez, Arganda del Rey, Brea de Tajo, Campo Real, Carabaña, Ciempozuelos, Colmenar de Oreja, Chinchón, Estremera, Fuentidueña de Tajo, Morata de Tajuña, Olmeda de las Fuentes, Pezuela de las Torres, San Fernando de Henares, San Martín de la Vega, Valdaracete, Valdelaguna, Valdilecha y Villamanrique de Tajo.