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Cae «La Rubia», monitora de la cárcel Modelo y buscada por tres crímenes

Se la acusa de dejar tetrapléjico a su exnovio con 25 cuchilladas, para robarle. Y se investiga si tomó parte en el doble asesinato de Mazarrón

Cae «La Rubia», monitora de la cárcel Modelo y buscada por tres crímenes abc

CARLOS HIDALGO

La Policía Municipal , en colaboración con los Mossos d’Esquadra, detuvo el pasado viernes a una de las delincuentes más buscadas del país: Mar Casimiro-Soriguer Pérez, apodada «La Rubia», una exmonitora del Pintura de la cárcel Modelo de Barcelona de 40 años, y a quien se la buscaba por el presunto asesinato de su exnovio y acompañar al autor del doble crimen de Mazarrón (Murcia), de noviembre de 2011.

El cerco a «La Rubia» comenzó una semana antes de su arresto. Desde hacía tiempo vivía en un piso de Lavapiés. Pero un vecino de la zona la vio por el barrio y recordó que su foto había aparecido en mayo en un reportaje de «Interviú». El ciudadano dio aviso a dos municipales de la zona.

Los agentes mantuvieron una vigilancia constante sobre la sospechosa durante todos esos días. Hasta que la Audiencia de Barcelona ordenó su detención a la Policía Municipal de Madrid y a la autonómica catalana. El viernes pasado, a las cinco de la tarde, un mosso de paisano vio cómo Casimiro-Soriguer entraba a comprar en un supermercado de la misma plaza de Lavapiés. Se acercó a ella y la identificó. La mujer no opuso resistencia.

Engrilletada en un teatro

Pero, para evitar altercados mayores, las Unidades Centrales de Seguridad (UCS) de los municipales la trasladaron al otro lado de la plaza y, dentro del vestíbulo del teatro Valle-Inclán la engrilletaron. Comprobaron su identidad mediante el cotejo de sus huellas dacticales y fue trasladada inmediatamente a los juzgados de la plaza de Castilla.

Así acababa la constante huida de esta peligrosa delincuente, cuyo historial comenzó cuando trabajaba como monitora de Pintura en la cárcel Modelo. Es, de hecho, hija de un pintor. Pero fue en la calle, concretamente en un bar, donde conoció a Jorge Agustín Sánchez Romero, alias «Mauricio», catalán de 44 años. Es un tipo tremendamente peligroso, que ya en febrero de 2002 intentó fugarse del penal de Cuatro Caminos (Barcelona). Suma nada menos que 26 condenas firmes, según fuentes policiales, por intentos de homicidio, agresiones, incendios y un largo etcétera.

En mayo de 2011, aprovechando un permiso penitenciario, se dio a la fuga. Durante seis meses anduvo con «La Rubia» por todo el Levante. El 22 de julio de ese año, presuntamente, ambos se presentaron en casa de Arturo Oteros Pérez, exnovio de ella. Le dieron 25 puñaladas para robarle un botín valorado en 19.000 euros: dinero en efectivo, una cámara de fotos, la PlayStation, una «tablet», cadenas de oro, un portátil, tarjetas de crédito y hasta el teléfono móvil. Dejaron los grifos abiertos y fueron las filtraciones del agua las que alertaron a los vecinos. Arturo quedó teatrapléjico a causa del brutal ataque, aunque falleció dos años después.

«La Rubia» siempre ha dicho que en todo ese peregrinaje sangriento estuvo forzada por «Mauricio». Esa es su defensa. Los investigadores no lo creen así.

Entre broncas, rayas de cocaína y borracheras continuas, recalaron en un hostal de Mazarrón. Esa misma noche, la del 13 de noviembre de 2011, se desencadenó la parte más trágica de esta historia. Hospedados en la habitación 204, la pintora y el preso se dieron de nuevo al alcohol y las drogas. Él bajó a un bar, donde permaneció hasta las once de la noche. A ella, según algunos testigos, se la vio en su compañía. Otros no acertaron a concretar ese importante detalle.

Lo que sí está probado, porque hay una sentencia que así lo considera, es que Jorge Agustín salió del bar de la calle de la Fundición y se encaminó hacia la avenida de la Constitución. A la altura del número 135 aparcaba el ecuatoriano Manuel Vicente Aguilar, casado y con un hijo de 4 años, que regresaba a casa tras una cena con amigos en Murcia. «Por capricho», como señala la sentencia condenatoria, «Mauricio» le disparó tres veces con una pistola Glock. El único disparo que dio contra la víctima sirvió para matarla. El asesino vestía de negro, con chaleco antibalas y portaba dos armas cortas y un subfusil.

Tres días de agonía

Siguió su camino, como si cualquier cosa. A 400 metros, se cruzó con Adrián Adame Gallego, un chaval de apenas 16 años que paseaba a su perro Hugo por el barrio. El asesino le descerrajó un tiro en la cabeza, a muy corta distancia. Porque sí. Porque le apetecía. Y lo dejó agonizante. El adolescente murió tres días después.

Jorge Agustín fue detenido en el mismo Mazarrón cerca de las cuatro de esa madrugada. Pero de «La Rubia», ni rastro. Fue arrestada poco después en Barcelona, donde fue, aseguró, a visitar a su familia. Entró en prisión preventiva, pero tras pagar 6.000 euros de fianza, quedó libre. No se presentó al juicio, y desde entonces estaba en busca y captura. Hasta el viernes.

En cuanto a «Mauricio», fue condenado a 34 años de cárcel por el doble crimen de Mazarrón. Reconoció los hechos.

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