opinión

Y ahora, Venezuela

Los índices de pobreza y desigualdad se redujeron sensiblemente con la llegada al poder de Hugo Chávez

rafael gonzález casero

El reciente fallecimiento del presidente de la República de Venezuela, Hugo Chávez, pone de manifiesto algo que,aunque sea certeza, parece que se nos olvida con frecuencia a los humanos, y es nuestra condición de mortales. Con la frase «recuerda que eres mortal» que un ... esclavo de la antigua Roma susurraba al general de turno que entraba victorioso en la ciudad, se reflejaba la necesidad de tener siempre presente, aun en los momentos magnánimos, la fragilidad e insignificancia que va ligada al ser humano y que no entiende de cargos, dinero o poder.

Si la muerte nos iguala, el cáncer que ha vencido a Hugo Chávez viene a ser como esa especie de voz que nos revela nuestra igualdad y eventualidad en esta vida. Nada hacía presagiar hace unos meses que el que dirigía con mano firme los designios de Venezuela, moriría como uno más sobrepasado por lo que a tantos ricos y pobres, famosos y anónimos doblega de manera indefectible.

Hugo Chávez fue un líder controvertido que levantó pasiones y odios, detractores y fervientes defensores dentro y fuera de su nación. Desde los ojos de la vieja Europa y a grandes rasgos, no ha sido más que un dictador que buscaba todas las artimañas legales posibles para eternizarse en el cargo; paradójicamente la posibilidad de reelección indefinida obtenida en las urnas no se ha correspondido con esa prórroga que le denegó la vida a los 58.

Pero de sobra es conocido que las posturas maximalistas nos suelen alejar en ocasiones de la visión completa de una realidad, y fue el hecho de conocer a una ciudadana venezolana lo que me facilitó el poder si quiera contrastar la imagen que del singular personaje tenemos al otro lado del Atlántico. Analizando cifras macroeconómicas, los índices de pobreza y desigualdad se redujeron sensiblemente en Venezuela desde su llegada al Gobierno, y su actuación contra determinadas prácticas bancarias ( es difícil olvidar el esperpéntico programa en el que telefoneó al presidente del Banco Provincial para amenazarle con la expropiación si no ayudaba a una familia humilde) le granjearon un apoyo social inexplicable desde estas latitudes, pero puede que comprensibles desde la realidad de aquél país.

Y es que los packs ideológicos que funcionan en nuestra sociedad a menudo suponen un obstáculo para valorar otro tipo de realidades; sin ir más lejos, izquierda, patria y fervor religioso parecen ser ingredientes que no casan muy bien en nuestra arena política y sin embargo son perfectamente combinables en la República de Venezuela, y para muestra el botón de Chávez.

Sea como fuere, las primeras palabras del vicepresidente Nicolás Maduro y del líder de la oposición, Henrique Capriles, hablan de unidad,de respeto mutuo y de paz y calma en estos días. Y esa es la altura de miras que, aun siendo hoy una mera declaración de intenciones, debe ser la garantía que posibilite el sereno día después en Venezuela.

Y ahora, Venezuela

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