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¿Por qué el imparable ascenso de «mindfulness»?

vicente simón

Es un hecho innegable que estamos asistiendo a un incremento notable de la demanda de actividades relacionadas con la atención plena o mindfulness , en nuestro ámbito social. Voy a tratar de reseñar brevemente las razones de este fenómeno. Primero, veamos qué entiendo por el «movimiento mindfulness». Lo llamo así para incluir, no sólo la práctica estricta de la meditación , sino también todas las actividades sociales que, de una forma u otra, se generan como consecuencia de esta práctica, sean estas de carácter científico, educativo o profesional .

Este movimiento incluye a todos los procesos sociales generados como consecuencia de la asimilación, por parte de la cultura occidental, de una parte importante del contenido de las tradiciones meditativas orientales . Este proceso se ha ido produciendo de forma progresiva durante todo el siglo XX, pero se aceleró notablemente durante la década de los años setenta. Como muestra de este desarrollo, baste mencionar que el número de publicaciones científicas sobre el tema está creciendo de manera exponencial desde los años ochenta del siglo pasado. Esta evolución ha sido posible, en primer lugar, gracias a la globalización.

El conocimiento de las culturas orientales era muy limitado a comienzos del siglo XX pero, a lo largo del siglo, se produjo un incremento continuo de las comunicaciones y del intercambio de personas entre zonas geográficas muy diversas. En los últimos años, a este movimiento de personas se ha añadido el fenómeno de internet , que hace posible una comunicación prácticamente instantánea y muy económica entre partes muy distantes de nuestro planeta. Todos estos cambios, si bien se mira, han posibilitado la difusión material de las personas y de la información, pero no explican, por si solos, la selectiva implantación de mindfulness en occidente. Para comprenderla hay que atender, además, a otros factores.

Es evidente que mindfulness está encontrando en Occidente un terreno especialmente bien abonado para que el fenómeno arraigue y se desarrolle con rapidez. ¿A qué se debe? Voy a enumerar dos de estas razones, que me parecen las más destacadas. La primera de ellas es de índole estrictamente psicológica. Las propiedades tranquilizadoras y anti-estresantes de mindfulness (puestas históricamente de manifiesto con el desarrollo del MBSR - Mindfulness Based Stress Reduction - por parte de Jon Kabat-Zinn) resultan muy efectivas para aliviar la ansiedad y la sensación de urgencia que han pasado a formar parte casi esencial del estilo de vida moderno.

Nuestra vida ajetreada y sometida a una presión casi constante para alcanzar el éxito o, al menos, la supervivencia, produce numerosas alteraciones, tanto en el cuerpo, como en el alma, que nos desequilibran y nos producen sufrimiento y frustración. Padecemos una alienación de nosotros mismos. No sabemos quiénes somos ni por qué estamos aquí. Las exigencias del mundo externo, con su premura inaplazable, no nos dejan tiempo para encontrarnos (o, mejor, reencontrarnos) con nuestro verdadero ser y saborear la paz y la armonía que anhelamos. Como los seres humanos de todos los tiempos, anhelamos la felicidad, la paz y el amor. Anhelamos el «volver a casa», pero a menudo tenemos la sensación de estar vagando por un mundo extraño y hostil, en el que nos sentimos desplazados y exiliados.

La solución a esta desagradable y dolorosa sensación de extravío no se encuentra fuera de nosotros. No se encuentra en la acumulación de bienes, ni en la obtención de la fama o del poder. Se encuentra en lo profundo de nuestro ser, en el descubrimiento del sentido de nuestras vidas, en la paz y en el amor con y hacia los demás. Y la práctica de mindfulness es, probablemente, una vía privilegiada para acercarse a ese descubrimiento del sentido de la vida , a ese reencuentro con nuestro verdadero ser que, muchas veces, sin saberlo, todos andamos buscando. Porque mindfulness, además de calmar nuestra mente desasosegada, nos va a ir proporcionando, con el tiempo, la sabiduría necesaria para tomar las decisiones que nos pueden conducir a la felicidad. Mindfulness, suelo decir, nos ayuda a calmar la mente para ver con claridad y tomar las decisiones más sabias y adecuadas.

La segunda razón que, a mi entender, explica el ascenso de mindfulness, es de carácter más social y sus raíces se encuentran en el proceso de evolución de la conciencia que la humanidad no ha dejado nunca de experimentar. La humanidad no ha vivido siempre en el mismo estado de conciencia, sino que, a lo largo de milenios, la conciencia ha ido sufriendo diversos cambios sustanciales, cuyo detalle no puedo desarrollar, obviamente, en este corto artículo. Pero si quisiera decir, que en la encrucijada histórica que estamos viviendo, da la impresión que la humanidad en su conjunto está experimentando un cambio lento, (aunque profundo e innegable), en su manera de percibir la realidad y de reaccionar frente a ella.

Muchos somos de la opinión de que estamos asistiendo a una aceleración de este cambio y el auge de mindfulness no es sino un síntoma más de este proceso. Probablemente, - me aventuraría yo a decir - no sólo un síntoma, sino una herramienta clave, un instrumento esencial para llevar a cabo la transformación que, por el devenir un tanto misterioso de la vida en el universo, nos ha tocado vivir y experimentar en nuestro propio ser. Es por ello que nos vemos atraídos por ese fenómeno de mindfulness. Es por ello que sentimos la necesidad de aliviar nuestro malestar a través de mindfulness. Y es por ello que, estadísticamente, la demanda de mindfulness crece, sea cual sea el indicador que estudiemos.

Vicente Simón es Doctor en Medicina y coordinador del curso ‘Aprendiendo a entender el Mindfulness’ impartido por la Universidad Internacional Valenciana (VIU).

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