Los técnicos afirman que la afección en Las Navas del Marqués era «moderada» e «irrelevante» para la cigüeña negra

Así lo aseguraron algunos de ellos, que hoy testificaron en la segunda jornada del juicio que se sigue en el Juzgado de lo Penal número 2 de Valladolid contra altos cargos y técnicos de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León por el caso de la 'Ciudad del Golf': el actual director general de Medio Natural, José Ángel Arranz Sanz; su antecesor en el cargo, Mariano Torre; el actual jefe de Servicio de Espacios Naturales, José Ignacio Molina García; el entonces jefe del Servicio Territorial de Medio Ambiente de Ávila, Juan Manuel Pardo Ontoria; y el jefe de la Sección de Espacios Naturales y Especies Protegidas de este último servicio, Sabas Yagüe Bosch.

La primera en declarar fue Blanca Yáñez, la secretaria de Pardo Ontoria, quien explicó que no recordaba el contenido de «una nota interior con algunas normas» dirigida por su jefe a la Comisión de Urbanismo. Por su parte, Amaya Pujana, que se encontraba en el Servicio de Medio Ambiente en Ávila y era la secretaria de la Ponencia Técnica de Evaluación de Impacto Ambiental, admitió que en esa reunión, «tras debates dinámicos, pero no agresivos o acalorados», se elevaron observaciones jurídicas a los superiores en Valladolid, pero no medioambientales, dado que «cumplía todos los requisitos».

Esas diferencias se resumían en que los vocales consideraban que para anular una parcela incluida en alguna zona protegida, sería necesario que se formulara con la misma herramienta, en este caso con una orden de la Consejería de Medio Ambiente, motivo por el que presentaron esa duda. En el mismo sentido se refirió Nicolás González, técnico de la Sección de Especies Naturales en Ávila, quien señaló que «si se habla de descubrir las zonas de áreas críticas se necesita una orden, la misma que para su constitución».

Además, añadió que desde que él y su equipo elaboran los censos de especies en la provincia, «no constan» nidificaciones de cigüeña negra en las más de 200 hectáreas adquiridas para el Plan Parcial. Asimismo, justificó que en el territorio completo de la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) ‘Pinares del Bajo Alberche’ anidan entre tres y cinco parejas y las más cercanas se encontraban a más de cuatro kilómetros de las 11,6 hectáreas de la parcela permutada en las que se planificaba la edificación. «La zona no es de calidad para la alimentación de la cigüeña negra», explicó.

La vista continúa con cargos que rechazaron una posible manipulación del expediente, como argumenta la acusación popular. El actual director general de Calidad Ambiental, José Manuel Jiménez, en aquel momento secretario general de la Consejería, comentó que cuando los informes de evaluación de impacto ambiental llegaban procedentes de las revistas los revisaba el jefe de Sección y se elevaban al consejero con su «aprobación”. Precisamente, Alejandro de Lis, el jefe de Sección, reconoció que él mismo firmó la propuesta que llegó de Ávila y no recibió «ninguna presión bajo ningún concepto» para ser modificada. «Yo no vi nada raro y para mi toda la documentación era consecuente, sin contradicciones con el informe de la Ponencia Técnica», sostuvo de Lis, quien indicó que gestionan 200 expedientes al año y él no las lee todas.

En el mismo sentido compareció Adolfo Delibes de Castro, técnico de este Sección de Evaluación de Impacto Ambiental, quien no recordó que el expediente de la 'Ciudad del Golf' «hubiera resultado polémico o problemático» y que sólo había una cláusula de corrección de vías pecuarias que se incluyó más tarde.

En todo caso, consideró que es «frecuente» que estos informes puedan cambiar de sentido en Valladolid, favorable o negativo, si el Servicio considera que existen puntos conflictivos, pero aseguró que en este caso la evaluación ambiental final se basó «en un 99 por ciento» en el informe de la Ponencia Técnica, que incluso proponía medidas compensatorias, como la reforestación en otra parcela por parte del promotor. Como zoólogo, asegura que la afección a la cigüeña negra «no llegaba al umbral crítico, el cual no se soluciona ni con medidas correctoras, sino que era moderado».