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El aprendizaje está en los libros

Los expertos abogan por ir planteando nuevos retos y de mayor complejidad para que mejore la comprensión lectora

El aprendizaje está en los libros d.arranz

cristina rosado

UN informe de enero de 2013 elaborado por la Federación de Gremios de Editores de España y patrocinado por el Ministerio de Educación Cultura y Deporte apuntaba que el 92% de la población española de más de 14 años afirmaba leer en ... cualquier tipo de material, formato y soporte con una frecuencia al menos trimestral y un 88,6% que leía con una frecuencia al menos semanal (los lectores frecuentes). Por otra parte, el informe PISA de 2009 aludía a que en comprensión lectora, los alumnos de Castilla y León obtienen 503 puntos, por encima de la media de la OCDE, que se sitúa en 492.

Estas cifras aportan la idea de que nunca antes se alcanzaron estos niveles de lectura en España y en nuestra Comunidad , pero las voces que consideran que no se debe caer en la autocomplacencia también surgen animando a considerar que todo es mejorable y que debe mantenerse el esfuerzo por aumentar esas competencias en los alumnos, dado que la lectura y la comprensión lectora son claves en las primeras etapas educativas para conseguir el éxito en otras asignaturas y a lo largo de la vida académica y personal.

La catedrática de Didáctica de la Universidad de León, Isabel Cantón , asegura en este sentido que la lectura «es una competencia clave imprescindible para la vida y para la educación» y que «está considerada como el instrumento del aprendizaje por excelencia, sin la cual es imposible acceder al resto». Cita a Cassany para afirmar que «la adquisición del código escrito implica el desarrollo de capacidades cognitivas superiores como la reflexión, el espíritu crítico, la conciencia, etc., por lo cual quien aprende a leer eficientemente desarrolla su pensamiento y su razón», y sostiene que «no poseer un nivel adecuado de lectura se considera un obstáculo para la inserción social y económica de adultos y para el éxito académico de los estudiantes».

¿Pero cuál es la radiografía más real de la situación? ¿Los niños y adolescentes leen más que antes y comprenden mejor lo que leen que los de generaciones anteriores? Y de ser algo más negativa esa radiografía, ¿cómo mejorarla? El catedrático de Psicología de la Educación de la Universidad de Salamanca, Emilio Sánchez , resume su punto de vista al respecto en una frase: «no es un drama, es mejorable y hay que elegir».

Para este catedrático, «en general, los chicos acaban siendo buenos lectores» y es «un error de perspectiva» considerar lo contrario. «Tenemos un sistema educativo del que sentirnos orgullosos porque en los centros educativos se les hace leer a los alumnos más que en el pasado», alude, para añadir después que «nunca se ha leído tanto como ahora en nuestro país, pero el nivel medio es muy mediocre porque en cierto tipo de lectura más compleja, que te lleva a aprender, la puntuación es media-baja y persistente, lo que constituye una mala noticia».

Para este experto, lo más importante que hay que cambiar es «el tipo de guía y ayuda que se le presta a los alumnos», algo posible porque es una cuestión de innovación docente como puede suceder en cualquier ámbito y la enseñanza está acostumbrada a procesos de innovación y mejora de las prácticas educativas».

Una reflexión de la sociedad

Sánchez también considera que «si la lectura y la comprensión son importantes habrá que adoptar medidas», siempre partiendo de que «es una reflexión que debe ser de la sociedad» y que «habrá que elegir y jerarquizar» si los recursos son limitados. «Hay muchas razones para pensar que este tema es clave, pero lo importante es saber elegir; la sociedad debe ver qué objetivos quiere dedicar y organizar recursos y apostar por ellos».

También defiende la formación que tienen los docentes para poder afrontar estos retos: «si no la hubiera habido no estaríamos en los niveles que hemos conseguido». «Los procesos de formación e innovación que ya existen hay que encaminarlos hacia ese objetivo», concluye.

Para Elisa Yuste, coordinadora de programas en el Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil de Salamanca -perteneciente a la Fundación Germán Sánchez Ruipérez- «inculcar el gusto por la lectura es sencillo» porque «los niños son naturalmente curiosos y si siembras una semilla a tiempo, ese proceso es productivo», y que aunque «hay un bache en la adolescencia, el que tuvo retuvo: si en edades tempranas hay una relación positiva con la lectura les gustará leer y leerán», pese a que lean menos o la lectura no sea una preferencia dentro del tiempo de ocio.

El problema, a su juicio, surge cuando las pruebas de comprensión lectora no dan resultados tan buenos «porque la comprensión es más compleja que la lectura: una cosa es la capacidad lectora, pero hay una serie de capacidades complementarias que se adquieren con los años y que son diferentes».

Por ello, esta especialista asegura que las lecturas «deben ser variadas y atractivas para que el niño se enfrente a distintos tipos de texto y adquieran habilidades en ellos», a la vez que «los retos tienen que ir creciendo» y desmitificar la idea de que «leer es un placer, que ha hecho sufrir mucho a la lectura porque un texto difícil puede frustrar» y porque hay que tener claro que leer «es una propuesta de ocio que requiere un esfuerzo, un esfuerzo que quizá haga que no pases del primer párrafo de una obra».

Así, para Yuste, «hay muchos niños que han leído la serie completa de Geronimo Stilton , pero todas esas obras son similares, con un vocabulario igual y estructuras narrativas que se usan reiteradamente, por lo que el lector no se enfrenta a retos nuevos». «Es necesario mantener esa tensión entre las exigencias y la dificultad del texto y las capacidades lectoras del niño» y que variedad y exigencias vayan creciendo.

Mucho se discute también sobre si las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, con Internet a la cabeza, influyen para bien o para mal en la lectura y la comprensión lectora. Los expertos consultados aseguran que pueden ser un aliado, pero que una de las responsabilidades de los docentes es ayudar a los niños y adolescentes a seleccionar toda la ingente información que proviene de ellas.

Así, Yuste considera que «nuestra experiencia es positiva» y que «si un chico lee, las tecnologías van a ayudar porque podrá contactar en Internet con los autores, hacer sugerencias, etc.». Es decir, «para la lectoescritura, las tecnologías suman, pero los que no son lectores no se enfrentan a textos, no van más allá del visionado de videos».

Por ello, las películas pueden ser un pretexto para acercar a los niños a las obras que las han inspirado o el uso de sagas como «Crepúsculo» para motivarles hacia nuevas lecturas: han notado que adolescentes que seguían la saga leyeron después a Jane Austen (la escritora favorita de la protagonista de la saga).

Desde la barriga

Para Yuste, «falta mucho por hacer en la comprensión lectora, no tanto en motivación, ya que no todas las lecturas valen», al tiempo que invita a una reflexión: «hay que trabajar más la expresión oral, como sucede en los países anglosajones», e insiste en que «es muy importante trabajar desde edades tempranas, como yo digo, desde la barriga, y que estén presentes los libros en el hogar».

En esto coincide con Isabel Cantón, quien destaca que «quienes poseen una pequeña biblioteca en casa verán a sus hijos ser lectores gozosos». «Los hogares donde a los niños se les cuentan cuentos desde bebés, se les leen, se les pide que los cuenten ellos mismos, que los reinventen, donde se habla del libro que nos gustó, del cómic, de la novela, del poema, tienen el camino desbrozado».

Ella sí considera que se debe presentar la lectura como un placer con textos que motiven a los niños, y en tercer lugar, están los docentes: «es la capacidad del profesor la que tiene mayor incidencia por el vínculo indisociable del docente con la lectura». En cuarto lugar, Cantón cita que la sociedad «también puede fomentar valorar y difundir la lectura entre los más jóvenes» con campañas y actividades como las que plantea la Consejería de Educación en el programa «¡Hoy libro!» .

Como las verduras

Finalmente, recuerda con la UNESCO que «todos, profesores, padres y alumnos, debemos implicarnos activamente en la tarea de despertar el gusto por la lectura y que es un estrategia primordial en el aprendizaje», porque, «como un colega» suyo afirma, «la lectura es a la mente como las verduras al gusto: no gustan al principio, pero luego se terminan encontrando muy buenas, incluso imprescindibles».

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