crítica
Rozalén: el «feeling» perfecto
La albaceteña ha demostrado un salto cualitativo este pasado sábado en la sala The Paper Club de Las Palmas
Rozalén: el «feeling» perfecto
Como ella misma describe en una de sus letras (en ‘Susurros de papel’), disfrutar de un directo de Rozalén es disfrutar de la chispa adecuada, el feeling perfecto y la magia de un encuentro entre artista y público. Es la comunión perfecta. Miren, da exactamente ... igual el tipo de música que les guste. Yo, desde aquí, recomiendo a todo el que lea este texto asistir a un directo de Rozalén.
Les cuento. En el círculo más cercano, Rozalén es María, una mujer tímida, pero según sus propias palabras “muy chula ehhhh”. Una artistaza que al margen de esa voz rota tan característica, es un cóctel que aúna inteligencia, carisma, sensibilidad, talento y hasta, insisto, esa tímida chulería que la hace incluso más humilde y especial sobre un escenario. Esa palabra que lleva en la sangre, que domina con raza. Como si hubiera nacido en uno.
Todo ello unido a su brillantez para componer unas letras viscerales que hablan de amores rotos, de sus propios complejos, relatos de la infancia en su pueblo natal de Albacete y de muchísimas situaciones, relacionadas con el amor, con las que las mujeres especialmente nos sentimos tan identificadas.
No cabe duda que Rozalén está en la cima y todo con un solo álbum en la calle «Con Derecho a». Conocí la música de Rozalén allá por el 2012, cuando encaramada en la buhardilla de El Búho La Laguna (Tenerife) vino a presentarnos este trabajo. Lo hizo en soledad, ella y su guitarra. Comprobé y disfruté su arte al desnudo, ese soplo de aire fresco que nada tiene que ver con las canciones hiper arregladas y súper producidas de hoy en día. Parafraseando el manido “esto no, lo siguiente”, aquel primer concierto de Rozalén no fue un acústico, era más bien lo siguiente. Ella era la música, la guitarra, la melodía, la rítmica y el diálogo con el público. Reconozco que me calaron aquellas desgarradas letras entre el silencio absoluto de la sala.
Nos lanzó la caña a mí y al resto de espectadores presentes en un concierto que recuerdo mágico en todos los sentidos. Rozalén no tiene el pelo dorado, ni un liso perfecto ni rizos ahuecados, incluso llora como una niña con sus propias letras propiciando que se le diluya la raya del ojo, pero un concierto de esta rebeldísima intérprete (por lo que cuentan sus letras) se vive segundo a segundo. Van cayendo las canciones tras anécdotas que son la antesala de cada tema y que llegan al público de una manera brutal.
¿Cuántas veces deseamos en los conciertos que el artista se calle de una vez para que no pierda el tiempo de cantar porque no conecta nada con su público? Desconozco de dónde procede la capacidad de Rozalén para que la gente esté deseando escuchar lo que va a contar de la siguiente canción y así una tras otra. Ni se excede ni se queda corta, solo engancha. Sus historias están íntimamente ligadas a la letra de la canción. Por tanto, sorprende la coherencia y el hilo conductor que van armando un concierto perfecto.
Esta segunda singladura por Canarias ha sido distinta. Vino el acompañamiento y, con ello, el salto cualitativo demostrado este pasado sábado en la sala The Paper Club. Un acompañamiento musical con el que Rozalén se crece, se sale, se desborda y que, por supuesto, es de mención.
Sus acompañantes logran meter a todo Dios en ese bombeo ‘flamenquil’ de las guitarras que no cesa. ¿Sus protagonistas? Ismael Guijarro (el virtuoso productor de «Con derecho a», un sevillano que ha provocado un enorme porcentaje del éxito de Rozalén). Samuel Vidal, “un tímido murciano” según María, que vive al 200 por cien y bajo una apocada sonrisa y mirada cómplice con los suyos, cada uno de los acordes que brota de su guitarra.
Cita aparte para la intérprete del lenguaje de signos, Beatriz Romero. Autenticidad en estado puro. Un torrente de gestos que hace de las letras de María una pequeña película sobre el escenario con cada tema. Romero es sin duda una de las claves del éxito de la gira de Rozalén que arrasa por toda la Península y que en Canarias ha dado sus frutos gracias a Búho Club Producciones. Dos días en el Espacio Aguere Cultural (La Laguna, Tenerife) con lleno absoluto y más de 600 personas en The Paper Club. Lo que en estos tiempos que corren, viene a ser una victoria incontestable.
Rendidos nos quedamos ante la magia de una de esas artistas que desgraciada o afortunadamente, según se mire, nacen muy de cuando en cuando. Como decimos en Canarias para marcar distancia, tal día hace un año.
María, Ismael, Beatriz y Samuel, conclusión, que “saltan chispas” con lo que hacen…
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