Las autonomías han disparado su endeudamiento un 322% en diez años

Esto supone que, porporcionalmente, el endeudamiento de las comunidades autónomas ha aumentado más del doble de lo que lo ha hecho el de la Administración del Estado, y cinco veces más que lo que ha crecido en las corporaciones locales.

En lso diez últimos años, las autonomías se han sobreendeudado, en su conjunto, en 157.802 millones de euros, equivalente al 15% del PIB español. Es dinero de más que han tenido que pedir prestado y que tienen que devolver a las entidades financieras o a inversores privados que se lo han dejado, bien por vía de préstamos, bien mediante la suscripción de títulos de deuda pública.

La escalada del gasto público es la causa de ese disparado aumento de la deuda pública de las autonomías. El problema son los gastos, no los ingresos. Estos últimos han descendido drásticamente por la crisis económica, pero es un fenómeno que afecta por igual a todo el sector público. Los ayuntamientos también han sufrido el desplome de los ingresos tributarios. De hecho, en muchos casos lo han notado incluso más que las autonomías, porque para los ayuntamientos una fuente fundamental de los ingresos eran las tasas e impuestos ligados a la construcción, y estos se han desplomado de forma absoluta desde que etalló la burbuja inmobiliaria.

Sin embargo, pese a que la recaudación por impuestos se ha reducido de forma general en todo el sector público, han sido las autonomías las que más han disparado la deuda. Lo que ha evidenciado que son las que cuentan con un mayor problema de gasto estructural sobredimensionado, excesivo para lo que son sus ingresos reales.

Fue precisamente al calor del despegue económico de la pasada década cuando se embarcaron en multiplicar sus estructuras de gasto. La crisis demostró que ese aumento de los ingresos que se estaban produciendo no eran estructurales, que estaban muy ligados a un ciclo pasajero movido por el «boom» de la construcción. Sin embargo, las autonomías aumentaron los gastos no de forma coyuntural, sino estructural. Y los aumentaron, además, por encima de como estaban creciendo los ingresos. Cuando llegó la crisis, la recaudación se desplomó, pero la estructura de gastos se había convertido en permanente. Solo en los últimos años se ha reducido ligeramente, menos de lo que exige el nivel de ingresos reales con los que cuentan estas administraciones.

El dato es revelador: entre los años 2000 y 2006, en plena etapa de bonanza económica, la deuda de las autonomías aumentó en su conjunto en prácticamente 20.000 millones de euros. Los ingresos andaban boyantes, y aún así hacían corto con ellos. En aquellos años, el endeudamiento de las comunidades se disparó un 50%.