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SUCESOS

El espía informático que grabó «al desnudo» a cientos de sus vecinos se mudó tras ser descubierto

Se fue a vivir a otro barrio de Zaragoza y permanece en libertad con cargos, a la espera de juicio

R. PÉREZ

El espía informático que se hizo con el control de los ordenadores de cientos de sus vecinos, a los que grabó la vida íntima y sexual que llevaban en sus domicilios, se mudó tras ser descubierto por la Policía. Según han informado a ABC fuentes de la investigación, este zaragozano de 34 años fue arrestado a finales del año pasado, aunque ha sido esta semana cuando se ha dado a conocer el caso. Pasó a disposición judicial y quedó en libertad con cargos a la espera de juicio, pero optó por cambiar de casa. Tenía motivos para hacerlo: la Policía se puso en contacto con los vecinos a los que grabó, algunos en actitudes de explícito componente sexual. El acusado se mudó a otro barrio de Zaragoza.

Cuando fue detenido ocupaba un piso de la calle Diez de Agosto, en la popular barriada de San José, cerca de la avenida Tenor Fleta. Hasta que la Policía le arrestó y encontró el arsenal de archivos con imágenes de la intimidad de cientos de sus vecinos, ninguno sospechó de él. «Llevaba una vida aparentemente normal, vivía solo, tenía su trabajo y pasaba totalmente desapercibido», informaron fuentes de la investigación. Vivía solo y la Policía lo define como introvertido, «de escasas relaciones sociales».Pese a sus tremendos conocimientos técnicos en informática, no se dedicaba profesionalmente a ello.

Su habilidad en el campo de los ordenadores es más que notable. Tanto que fue capaz de desarrollar él mismo su propio programa de espionaje informático. Una aplicación que inoculó en los ordenadores de sus vecinos tras lograr acceder a sus módems-wifi. Con ese programa, sin que ninguna de sus víctimas se dieran cuenta, tenía bajo control esos ordenadores, muchos de ellos portátiles y con videocámara incorporada. Allí donde iba el ordenador, allí que podía grabar lo que se encontraba ante sí, además de poder acceder a los archivos que sus propietarios guardaran en ellos, incluidas imágenes o videos personales.

Lo curioso del caso es que la Policía no fue a por él por esas prácticas, sino por intercambio de archivos pedófilos. Siguieron el rastro de las redes de intercambio P2P y le acusan de haber compartido a través de ellas más de 500 archivos de pornografía infantil.

Fue tras detenerle cuando, al revisar sus equipos informáticos, se encontró con el amplio catálogo de imágenes grabadas a sus vecinos. Eso sí, según han indicado a ABC fuentes de la investigación, no consta que las grabaciones que había hecho a sus vecinos en la intimidad de sus hogares las compartiera por internet, ni que sacara provecho económico de ellas. Tampoco que en estas grabaciones «piratas» hechas en domicilios de su vecindario aparecieran imágenes de contenido sexual de menores.

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