PECADOS CAPITALES
Sánchez y Gómez
El triunfo de Pedro Sánchez no es una buena noticia para Tomás Gómez. José Cepeda es la clave
Mayte Alcaraz
Pedro Sánchez tiene una piedra en el zapato del tamaño de un adoquín y se llama Tomás Gómez. Aunque el líder socialista electo anunció hace unas semanas, con los efluvios del triunfo, que el nuevo presidente de la Comunidad sería Gómez, los resultados del diputado ... madrileño en la capital han sido una calamidad, liliputienses frente a los de Andalucía. Tan solo 400 votos han separado a Sánchez de Madina, y en Madrid capital ha habido un significativo sorpasso del parlamentario vasco. Una debacle solo imputable a la falta de entusiasmo con que Gómez recibió la retirada de su favorita de la carrera, Susana Díaz. El líder del PSM se dijo: a la presidenta andaluza sí; al que todos consideran su persona interpuesta, sí pero no. Y el sí pero no consistió en no mojarse con el postulante salvo en lo estrictamente necesario. Entre susto y muerte, Tomás Gómez prefiere susto porque muerte segura hubiera supuesto la permanencia de Rubalcaba o la llegada de Madina, ambos abiertamente enfrentados con la ejecutiva madrileña. Pero Sánchez no es precisamente de la cuerda del postulante a presidente autonómico. De hecho, el electo socialista formó parte de la Ejecutiva de la capital sin que lograra sintonizar con Gómez. Y lo que es peor, el cerebro de la candidatura de Sánchez, José Cepeda, es un viejo conocido del dirigente madrileño. Viejo y distante, porque en marzo de 2012, una semana después de la reelección de Gómez como secretario general, defenestró con cajas destempladas a Cepeda de la vicepresidencia del partido en la Asamblea de Vallecas. «Lo pasó a cuchillo», dicen sus compañeros.
Por tanto, la figura de Cepeda será clave en el futuro político de Tomás Gómez. Tanto, que los socialistas madrileños no descartan que su nuevo jefe, con encuestas en la mano, decida presentar en unas primarias a su hombre de confianza para disputar la candidatura regional. Muy significativo fue que hace 48 horas, Cepeda fuera recibido con una gran ovación al entrar en el penúltimo Pleno de la Asamblea madrileña. Todo un reconocimiento a su éxito con Sánchez pero quizá también un aviso a navegantes.
Es cierto que el equipo del barón madrileño ha hecho una lectura voluntarista de los resultados que consiste en entender que la salida de Rubalcaba de Ferraz pone las cosas muy difíciles a su amigo Jaime Lissavetzky para encabezar la candidatura a alcalde. Camino expedito, creen en el PSM, para colocar en su lugar a Antonio Miguel Carmona, presente en la noche del triunfo de Sánchez. Pero nada es lo que parece en el PSM. Tanto, que el líder madrileño sigue echando la culpa a Rubalcaba de haber perdido 400.000 votos en las pasadas elecciones. Y ni siquiera se dio por aludido cuando el extremeño Fernández Vara propuso que los barones que habían dejado el voto socialista por debajo del 23% debían dimitir. Pero Gómez siguió con su cuenta de la lechera. Veremos hasta cuándo.
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