España bloquea el consenso en la OTAN para aumentar el gasto militar

De hecho, la reunión que celebran hoy en Bruselas los responsables de Defensa aliados será la última antes de la cumbre de La Haya y se pretendía que quedase ya cerrado el compromiso de aprobar el objetivo de llegar al 5% del PIB que propone el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y que pretende aplacar las exigencias del presidente norteamericano Donald Trump. Aunque hay varios países que hablan abiertamente de las dificultades para lograrlo, por temas presupuestarios o técnicos, España es el único que en estos momentos se opone.

Rutte propone que los países miembros se comprometan a invertir en defensa un 3,5% en gastos estrictamente militares y un 1,5% en otros gastos que puedan estar relacionados con la defensa. El embajador de Estados Unidos en la OTAN, Matthew Whitaker, en declaraciones que citaba El Español expresó su convicción de que «España aceptará gastar el 5% en defensa y no bloqueará el acuerdo» de los aliados. En la OTAN las decisiones solo se toman por consenso, es decir, cuando todos los países están de acuerdo o al menos ninguno se opone. Si Pedro Sánchez no cambia su posición, es muy probable que acabe enfrentándose a Trump en la cumbre de La Haya, con lo que ello puede conllevar.

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Hay otros países que afrontan evidentes problemas presupuestarios, como es el caso de Francia o Italia. Otros como Holanda o Portugal tienen gobiernos en una situación parlamentaria precaria y tendrán que superar ciertos problemas para aprobar un aumento drástico del presupuesto de Defensa. En otros casos, como Alemania, aunque han decidido claramente aumentar el dinero que dedican al rearme pueden agotar las posibilidades de producción de la industria militar, lo que puede hacer que otros países tengan problemas para conseguir ese material.

Pero a diferencia de España ninguno se ha puesto en contra del principio que ha asumido Rutte, cuya principal misión ahora mismo es preservar los lazos entre Estados Unidos y los aliados europeos. No se descarta que en estas circunstancias Washington pueda llegar a ordenar una retirada de parte de los 80.000 soldados que aún tiene estacionados en Europa. Según los expertos, es prácticamente seguro que una parte serán desplegados en otros lugares y la cantidad dará la medida de la temperatura política en las relaciones transatlánticas.