El sospechoso del asesinato de Madeleine McCann, en libertad tras cumplir condena por otra violación

Sin embargo, a pesar de haber salido en libertad por la violación a la mujer americana en el Algarve portugués, la Fiscalía de Braunschweig le considera sopechoso al «100%» del asesino de Madeleine McCann, pero no ha podido presentar un caso consistente contra él en los tribunales, fundamentalmente porque el cuerpo de la niña nunca apareció. En el asiento trasero del Audi que conducía su abogado, Friedrich Fülscher, con una manta sobre la cabeza y abriéndose paso entre una nube de fotógrafos, se encamina hacia una nueva vida en libertad. A última hora, los fiscales han logrado imponer como condiciones que entregue su pasaporte y que esté obligado a llevar un brazalete electrónico en un tobillo.

«Desde nuestro punto de vista, hay que suponer que volverá a delinquir», ha dicho a su salida de prisión el portavoz de las autoridades, Christian Wolters. El equipo fiscal cuenta con el peritaje de un experto psiquiátrico que clasifica a Bruckner «en la liga superior absoluta de peligrosidad». Además, no se ha sometido a ninguna terapia bajo custodia, a pesar de haber sido condenado por delitos sexuales varias veces, por lo que el peligro de reincidencia es máximo.

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La fiscalía de Braunschweig ha solicitado una medida de supervisión, de manera que se le proporcionaría un oficial de libertad condicional, estará obligado a tener una residencia permanente y a informar al tribunal si se propone salir del país. El brazalete electrónico permitirá a las autoridades alemanas rastrear su paradero en cualquier momento, según ha determinado el Tribunal Regional de Hildesheim, pero sólo funciona dentro de Alemania.

Desde 2020, los fiscales han asegurado con total fiabilidad que Bruckner fue el asesino de Maddie. Desde esa convicción, han llevado a cabo varios procesos paralelos, por otros delitos presuntamente cometidos por Bruckner, que han ido impidiendo que salga de prisión. Así tenían previsto volver a hacer dentro de tres semanas, según ha informado la cadena de televisión alemana N-tv, cuando realmente hubiese salido de la cárcel. Su salida por adelantado ha sido posible gracias al pago de la fianza pendiente que según este medio habría efectuado una exagente de la Oficina Federal de Investigación Criminal de Alemania (BKA), Rebecca K., lo que añade un nivel más de profundidad al caso Madeleine.

Rebecca K. ha confirmado ese pago y ha declarado que actuó por razones personales, «sentía lástima» por él y temía que se violaran sus derechos humanos. Rebecca K. fue una vez parte del equipo encubierto que monitoreaba a Brueckner, pero su carrera en la BKA terminó después de una pelea con sus compañeros. «Afirmó que había sido torturado y yo creía que sus derechos humanos podrían haber sido infringidos. Pensé que sus derechos humanos habían sido violados de la misma manera que sentí que mis derechos humanos habían sido violados por mis antiguos colegas», ha afirmado.

«Cuando pagué la multa, sabía que Brueckner era un violador violento y abusador de niños convicto, pero su abogado me dijo que lo niega todo, y que tal vez estaba mal», ha reconocido sus contactos con el equipo de la defensa. La multa se relacionaba con delitos más antiguos de agresión, falsificación de documentos y embriaguez. Al principio, Rebecca K. admitió que su decisión de pagarlo había sido «un error» y sugirió que intentaría retirarlo. Más tarde, sin embargo, confirmó que lo dejaría todo así, facilitando de esta manera la liberación anticipada de Brueckner.

En el momento de la desaparición de Maddie, Bruckner vivía cerca de Praia da Luz y, en la noche del 3 de mayo, su teléfono móvil quedó registrado cerca del complejo vacacional. Esta es probablemente la principal evidencia en su contra, además de varias condenas previas por abuso infantil y posesión de pornografía infantil, así como por violación. Los investigadores encontraron varias fotos de niños, juguetes para niños y 75 trajes de baño para niños en su propiedad. También hay un chat en el que compartió sus fantasías de violación de niños con otros pedófilos y no tenía coartada para la noche de la desaparición de Maddie. Varios conocidos dicen que les admitió el crimen. «Sí, ella no gritó», le dijo a su amiga Helga B... Pero el cuerpo de Maddie, si es que está realmente muerta, aún no ha sido encontrado. No hay rastros de ADN, ni fibras, que lo conectan con la escena del crimen, y el caso es muy débil.