Ramy Shaath: «Al Sisi utilizará la COP27 para lavar la imagen de su régimen y legitimarlo»
la cumbre del clima comienza hoy en egipto
El activista, que pasó más de 900 días en prisión en Egipto, denuncia la represión de un país que tiene 60.000 presos políticos y cuyo presidente ha cambiado la Constitución para mantenerse hasta 2030
Critica además la doble moral de Occidente al cuestionar la violación de los DDHH y mantener al mismo tiempo relaciones comerciales con El Cairo
COP27: ¿Qué podemos esperar de la conferencia climática de este año?
El activista y expreso político Ramy Shaath, esta semana en sede de Amnistía Internacional en Madrid
Cuando Ramy Shaath fue liberado, gracias a la presión internacional -incluida la petición del presidente Emmanuel Macron-, y pisó suelo francés, prometió que seguiría levantando la voz para contar lo que sucedía en las cárceles egipcias. El activista pro-palestino, que pasó más de ... 900 días en prisión, acusado de participar en una organización terrorista, difundir noticias e informaciones falsas «de forma deliberada» acerca de la situación política y económica del país, «con la intención de perturbar la paz pública y socavar la confianza en las instituciones del Estado», ha hecho de esta causa su bandera desde 2019.
Figura relevante en las manifestaciones de la Primavera Árabe, que tuvieron como escenario principal la plaza Tahrir, ha vuelto a elevar su voz, con la ayuda de Amnistía Internacional, para denunciar el «lavado de imagen» que el presidente Abdel Fatah al Sisi va a llevar a cabo de uno de los gobiernos más represivos de la región y de la historia de Egipto, a través de la organización de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), que se inaugura este domingo en la localidad turística de Sharm el-Sheij.
«Egipto es un país en el que no se respetan los derechos humanos y en el que hay 60.000 presos. Muchas personas son detenidas en las calles porque han visto que en sus redes sociales hacían comentario o chistes que ellos (el Gobierno) no considera adecuados. Y esta es una conferencia en la que se va a hablar de las generaciones futuras», puntualiza el activista, que este viernes participó en Madrid en una acción organizada por Amnistía Internacional frente a la Embajada de Egipto. «Es importante que todos presionemos para condicionar ese viaje a Egipto con motivo de la COP27». Y, sobre todo, subraya, «hay que preguntarse qué es lo que va a ocurrir después de esta conferencia: hay muchos detenidos a los que están liberando, pero ya les han dicho que les volverán a detener cuando concluya», afirma.
—En su opinión, ¿Al Sisi qué busca conseguir con la organización de esta conferencia sobre el clima?
—Básicamente este es un show de legitimidad. El régimen ha perdido mucho prestigio en el mundo por la violación de los derechos humanos, y tiene más de 160 mil millones de dólares en deudas. Lo primero que busca es que el mundo le apoye como presidente legítimo; y segundo lugar, espera obtener dinero de la COP27, una cita que supuestamente se celebra por razones medioambientales, pero en realidad la acoge Egipto porque necesita efectivo.
—Resulta paradójico el hecho de que la ONU, que organiza este cumbre, conozca la violación de derechos humanos en Egipto, pero aún así permite que se celebre en ese país...
—Desafortunadamente este año la COP27 debía celebrarse en un país africano, y fueron los países africanos los que decidieron que fuera Egipto porque este hizo presión para que fuera así. El año que viene la conferencia se celebrará en los Emiratos Árabes, un país que también viola los derechos humanos. Lo que sucede, en mi opinión, es que Europa y Occidente, en medio de esta crisis económica y energética con motivo de la guerra entre Rusia y Ucrania, no van a tomar decisiones sobre derechos humanos porque están preocupados por otros temas, y no se están dando cuenta de que esta conferencia es un esfuerzo del régimen por legitimar su poder.
—Usted salió de prisión gracias a los esfuerzos del presidente Macron, sin embargo, Francia es uno de los socios comerciales de Egipto. ¿Existe una doble moral en Occidente, que continúa apoyando económicamente a ese país?
—Sin duda es así. Agradecí mucho a los franceses su presión para liberarme, pero al final esto solo fue un 'gesto cosmético', una forma de lavarse las manos respecto a los otros crímenes que se están cometiendo. No debemos olvidar que a mí me han liberado, pero hay otros 60.000 presos políticos, y no se puede ejercer presión uno a uno.
A propósito de esto, Shaath recuerda una conversación que mantuvo con un funcionario mientras estuvo encarcelado, poco tiempo antes de ser liberado: «Hace dos años, cuando yo estaba en prisión, Macron viajó a Egipto y participó en una rueda de prensa conjunta con Al Sisi. Entonces pidió que liberaran a los presos políticos, y me nombró a mí personalmente. El segundo día, como se dieron cuenta de la popularidad que yo tenía, los guardas de seguridad de la prisión vinieron a mi celda y la destruyeron por completo porque tenía apoyo internacional. No me importó. Dos semanas después, la Seguridad Nacional me llevó a sus oficinas y uno de sus oficiales me dijo: 'Sabes que a Europa, en realidad, los derechos humanos no le importan'». A lo que Shaath contestó: «Si me dices que le dan más importancia a los beneficios económicos que a los derechos humanos, estaría de acuerdo contigo -atajó-, pero a parte de la ciudadanía en Europa sí le importa los derechos humanos y, como son países democráticos, puede ejercer presión y conseguir cambios».
Ante esta afirmación del activista preso, aquel oficial claudicó, aunque apostilló: «Pero no hay nada que un acuerdo armamentístico de nuestro presidente (Al Sisi) no pueda cambiar». «Es por esto -continúa Ramy Shaath-, que los oficiales se consideran inmunes porque saben que el presidente firmando contratos puede cambiarlo todo».
Macron con Al Sisi, durante una rueda de prensa conjunta celebrada en enero de 2019, en El Cairo, en la que el presidente francés le reclamó a su homólogo egipcio el respeto a los derechos humanos
La república del miedo
Durante los últimos dos años, Shaath ha hablado ante parlamentos y foros internacionales, «también con la gente de a pie», denunciando la represión y los abusos del régimen egipcio. «Y se quedan en shock cuando les explico la realidad porque no saben lo que sucede en Egipto, y se dan cuenta de que están apoyando a un dictador».
—Según las denuncias de activistas y ONG, el Gobierno de Al Sisi está considerado el más represivo de las últimas décadas...
—Sin duda es el peor en toda su Historia, el más sangriento. Nunca habíamos visto tantos presos políticos –Al Sisi ha construido 26 prisiones nuevas desde que llegó al poder–, tanta tortura sistemática, tantos abusos... Se ha convertido en la república del miedo. Toda la población está constantemente controlada, los partidos políticos no pueden trabajar, las ONG tampoco, los medios de comunicación no son independientes... Además, no tenemos un sistema jurídico legal, porque actualmente son los oficiales de seguridad los que toman las decisiones.
Para mostrar el nivel de represión en el país, el activista subraya un dato: «Durante la revolución de 2011 nos manifestamos en la plaza de Tahrir, en El Cairo, justo al lado está el Museo Egipcio. En ese momento, Al Sisi era el líder de la Inteligencia militar, con el régimen de Mubarak, y se utilizó el museo como lugar de tortura. Yo siempre he pensado que en todas las revoluciones de la Historia las prisiones se convertían en museos, pero Egipto es el único país en el que un museo ha pasado a ser una prisión y un centro de torturas», señala.
—Usted estuvo en primera línea en esas protestas de 2011. Una década después, ¿qué queda de la Primavera Árabe en Egipto?
—Desgraciadamente, la revolución no ha cambiado lo que es el régimen. Es cierto que conseguimos deshacernos de Mubarak, pero lo que es el régimen militar que lo rodeaba sigue siendo el mismo. Durante el periodo en el que estuvieron en el poder los Hermanos Musulmanes (partido islamista aupado por las protestas de 2011, que llegó al poder bajo el liderazgo de Mohamed Morsi, presidente depuesto por un golpe de Estado de Al Sisi, en 2013, año en el que el Gobierno egipcio lo calificó de organización terrorista), sí es verdad que las políticas cambiaron un poco, pero quien gestionaba la política militar era el régimen que había antes. En junio de 2013, los tanques tomaron las calles y la gente que había estado descontenta por la situación de los Hermanos Musulmanes fue utilizada por Al Sisi para convertir al país en una dictadura. Ahora, muchos de aquellos que le apoyaron han entendido que la situación es peor.
—Al Sisi, como otros mandatarios internacionales, ha reformado la Constitución del país para perpetuarse en el poder...
—Cambió la Constitución hace un par de años para poder estar hasta 2030. Cuando Al Sisi llegó al poder, en junio de 2014, los mandatos eran de 4 años, y solo podían ser dos. Cambió la Constitución antes de la última elección en 2018, para que duraran seis años, y sin contar su primer mandato. Según la antigua Constitución, ahora llevaría cinco meses como presidente ilegítimo.
—Usted es un defensor de la causa palestina, ¿qué opina de la nueva victoria de Benjamin Netanyahu en Israel?
—Es otro desastre. Es otro criminal de guerra. Al final lo que tenemos en Oriente Próximo es la ocupación israelí y además dictadores árabes. Esto lo está pagando Europa a través de la inmigración y la situación económica. Europa no debería depender solo del gas y del petróleo que tiene Rusia. En el Mediterráneo oriental hay mucho gas y petróleo, pero debido a la inestabilidad política que hay en la región no se puede beneficiar de él. Además, la ocupación israelí lo que hace es empoderar a los dictadores a través de acuerdos. Se enseñan unos a otros cómo oprimir a la población, comparten tecnología. Por eso creo que es otro gobierno de extrema derecha que cuando asuma el poder lo que hará será matar a más palestinos y ocupar más tierras.
—Actualmente se están produciendo unas protestas históricas en Irán, tras la muerte de una joven en custodia, que fue detenida por la Policía de la Moral por llevar mal colocado el velo... ¿Cree que pueden lograr algún cambio?
—Es otra dictadura más. Yo, por supuesto, apoyo a todas las mujeres que luchan por la igualdad y vestir como quieren. Irán es otro ejemplo más de opresión fundamentalista. Pero es difícil que pueda triunfar este movimiento. Irán se siente amenazado por EE.UU., por Occidente y por la presión que ejerce Israel. Muchos iraníes que conozco apoyan al régimen por miedo a las amenazas exteriores. Si se sintieran seguros, estoy convencido de que se podrían producir cambios en el interior del país. Pero mientras haya una amenaza exterior será muy difícil.
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