Prioridad para el sistema sanitario, calefacciones cerradas y consumo de gas vedado a determinadas horas

De acuerdo con el protocolo, si se produce una interrupción del suministro de gas o una demanda excepcionalmente alta, lo que lleva a un deterioro significativo en la situación del suministro, el gobierno alemán dará prioridad al consumo del sistema sanitario, de la industria farmacéutica y de los hogares privados, aunque el consumo de gas podría quedar vedado a determinados horarios y la calefacciones serían capadas para limitar el gasto. Solo después se procedería al suministro de gas a la industria, que ha comenzado a expresar sus quejas. El presidente de la Federación de Cámaras de la Industria y Comercio (DIHK), Peter Adrian, ha criticado que «lo importante para las familias es conservar el empleo para poder pagar el suministro de gas» y ha adelantado que considera ya inevitable que Alemania entre en recesión. El Bundestag ha aprobado un plan de ahorro energético que incluye la prohibición de la calefacción por encima de los 20 grados en invierno y los ayuntamientos están procediendo al cierre de piscinas y apagado de farolas, mientras que empresas como GASF, con sede en Ludwigshaffen, calculan que no llegarán a dos meses funcionando si se limita el suministro. Diferentes cooperativas de viviendas y grandes empresas inmobiliarias están ya reduciendo la temperatura del agua caliente y advirtiendo a los inquilinos sobre las nuevas condiciones de consumo energético.

En los últimos años, las instalaciones de almacenamiento de gas se han utilizado para compensar las menores importaciones de gas. «El estrangulamiento de los suministros de gas es un ataque económico contra nosotros», ha reconocido Habeck, que espera en breve un «escenario político de pesadilla». Habeck busca a toda prisa proveedores alternativos y expansión de las energías renovables. Incluso se ha abierto a la idea, en caso de necesidad extrema, de permitir la prolongación de la vida de los tres últimos reactores nucleares en Alemania, cuya desconexión definitiva está prevista para finales de este año.

Sin embargo, la declaración del nivel de alarma es un requisito previo para la implementación de estos planes, al igual que para activar la cláusula de ajuste de precios, que permitiría a los proveedores trasladar precios más altos directamente a sus clientes, según la Ley de Seguridad Energética. Esta determinación de prioridades deberá publicarse en el Diario Oficial Federal. «Queremos seguir monitoreando el mercado», ha dicho Habeck. En ese caso, la Agencia Federal de Redes asignaría quién obtendría gas de forma prioritaria. Los hogares privados están particularmente protegidos y deben ser atendidos durante el mayor tiempo posible. Otros espacios protegidos, como hospitales o cuerpos de seguridad, también quedan exentos de esta gestión. La industria tendría entonces que adaptarse a los recortes. «Eso no debería llegar a suceder», ha dicho el ministro, «pero por supuesto no puedo descartarlo porque lo que estamos haciendo está lleno de requisitos previos».

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Habeck espera que el mercado del gas se vea aliviado por una nueva plataforma de subastas en la que los grandes clientes industriales pueden ofrecer cantidades de gas que no necesitan. Esto debería surtir efecto durante el verano. La industria alemana está muy abierta a participar en el modelo de subasta y a participar en el plan nacional para el ahorro del 15% del consumo de forma voluntaria. El gobierno federal ha dispuesto una asesoraría para facilitar el cumplimiento de este objetivo. «El director general de la asociación industrial VCI, Wolfgang Große Entrup, ha declarado que «el gobierno federal está actuando con responsabilidad y avanza paso a paso». «Dadas las cargas de costes inevitables, se debe crear un equilibrio justo entre los proveedores de gas y los clientes de gas. De lo contrario, existe el riesgo de que las empresas de la industria de uso intensivo de energía en particular detengan la producción y posteriormente se enfrenten a la insolvencia«, ha advertido Adrian. En una reciente encuesta de DIHK, nueve de cada diez empresas industriales describieron los altos precios de la energía como un riesgo comercial importante.