ELECCIONES EN BRASIL
Marina Silva, la ex ministra rebelde
La candidata verde se descubre como una competidora clave y podría impedir la victoria de Rousseff en la primera vuelta
CARMEN DE CARLOS/SAO PAULO
En la recta final de las elecciones de este domingo Marina Silva se ha destapado como una competidora clave. En una semana, según los sondeos de Datafolha, ganó 2,6 millones de votos, pasando del 11 al 13 por ciento en intención de voto. Lo ... que la candidata del Partido Verde gana Dilma Rousseff lo pierde. Ese giro en la campaña podría amenazar la victoria en primera vuelta de la elegida por Lula para sucederle en la Presidencia.
El presidente de Brasil parece tener buen ojo para elegir a algunas de sus ministras aunque, a la vista de los acontecimientos, no supo calibrar la dimensión de Marina. Fue su ministra de Medio Ambiente, cargo que ocupó durante cinco años hasta su dimisión y posterior portazo en el 2008. A esta mujer austera su Administración le vino como anillo al dedo. Impermeable a la corrupción y de convicciones firmes, Marina trabaja desde entonces, sin descanso, en una carrera política que promete tener futuro. “Se está preparando para ser uno de los nombres fuertes de las elecciones dentro de cuatro año. Las del domingo son su bautismo pero el objetivo está puesto en el 2014”, asegura el sociólogo Antonio Lavareda.
Hija de recolectores de caucho, la niña Marina nació en el corazón del Amazonas en 1958. En la selva aprendió a cazar, pescar y a distinguir las raíces con propiedades curativas de las alucinógenas o inocuas. Descubrió como interpretar las agujas del reloj a los 14 años y a leer y escribir a los 16. Acompañó al histórico Chico Mendes en su dolorosa guerra ecológica y sostiene, frente a quien quiera escucharla, que el pasaporte al desarrollo de Brasil se construye sobre el respeto a los recursos naturales. Ex militante del PT (Partido de los Trabajadores), concentra el voto de los desencantados. “Al elegir a Marina, el elector de izquierda está dando un mensaje claro de que va perdiendo su identificación con el partido”, asegura el politólogo de la Universidad de Sao Paulo, Gaudencio Torcuato.
Pero Marina, por detrás de Dilma y del socialdemócrata José Serra en intención de voto, poco a poco capta adhesiones en todas las clases sociales. Sin pelos en la lengua es la única de los tres candidatos en cabeza que saca provecho de los soporíferos debates de televisión. Apunta a la médula de la corrupción del Gobierno donde, dispara, “por dos veces se ha repetido con los jefes de la Casa Civil”, en alusión a los poderosos vicepresidentes del Gobierno de Lula. El primero fue José Dirceú obligado a dimitir por la corrupción y la última Erenice Guerra, la mano derecha de las mismísima Dilma que tuvo que salir por la puerta de atrás –acusada de tráfico de influencias- para no perjudicar a su ex jefa.
Con expediente inmaculado y un pasado político sin tacha, Marina puede darse el lujo de señalar con el dedo sin temor a que hagan lo mismo con ella.
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