El aniversario del 11-S no evita la bronca de la mezquita en la Zona Cero
Opositores y defensores se movilizan en torno a la antigua fábrica de ropa que aspira a ocupar el controversial centro de cultura islámica «Park51»
pedro rodríguez
Aunque no debería haber sido un día para manifestaciones, cientos de activistas a favor y en contra se congregaron ayer en torno al número 51 de la calle Park Place, una antigua fábrica de ropa seleccionada para albergar un centro de cultura islámica con mezquita ... incluida a dos manzanas de la Zona Cero. Entre un masivo despliegue policial para evitar incidentes violentos, las vociferantes protestas han ilustrado la polarización del proyecto «Park 51», promovido por el imán Feisal Abdul Rauf desde su organización conocida como «Casa Córdoba».
Entre los que ayer expresaron claramente su oposición a este proyecto se encontraban múltiples familiares de las víctimas del 11-S como Nick Chiarchiaro, cuya esposa falleció en las Torres Gemelas. Según este especialista en alarmas de incendio: «Yo he estado en Córdoba, España. Y la mezquita allí fue construida para agradecer a Alá por la derrota de los cristianos. Una mezquita se construye en el lugar de una batalla ganada. Son símbolos de conquista. No creo que debamos tener un símbolo de conquista aquí».
De parte de los manifestantes musulmanes a favor de un nuevo centro cultural de trece pisos, la consigna más repetida ayyer era reclamar la libertad de culto que garantiza la Constitución de Estados Unidos. Según Amir, taxista de origen paquistaní, «éste es un maravilloso país que nos permite prosperar y practicar libremente nuestra religión y Nueva York no debería convertirse en una excepción».
Sin resistirse a agotar sus quince minutos de cuestionable fama por haber amenazado con quemar coranes, el reverendo Terry Jones con escolta policial se encontraba ayer en Nueva York para entrevistarse con el imán Abdul Raful. Aunque nadie parecía tenía confirmación de esa cita. Según las últimas explicaciones del extravagante pastor de Florida, «sentimos que Dios nos está diciendo que nos detengamos» reiterando que su provocadora iniciativa de hacer una hoguera con doscientos copias del libro sagrado de los musulmanes «estaba totalmente cancelada».
El reverendo Jones también ha insistido en que ha conseguido el objetivo de protestas: dejar en evidencia «un elemento del Islam que es muy peligroso y muy radical». Con todo, el líder carismático parece haber descartado por completo la opción de quemar coranes, incluso si la mezquita termina siendo construida a la vuelta de la esquina de la Zona Cero. Aunque su montaje ha servido de inspiración para otros.
Efectivos policiales tuvieron que llevarse ayer a uno de los manifestantes contra la mezquita de Nueva York tras destrozar una copia del Corán y empezar a quemar algunas de sus páginas. Según el paquistaní Amir, la gente se olvida que ese libro «realmente es sagrado para nosotros, como lo demuestra el hecho de que nunca lo dejamos sobre el suelo sino por encima de nuestras cabezas». En su opinión, actos de provocación tan idiotas «no van a hacer más que radicalizar a muchos musulmanes».
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