Marine Le Pen, la principal beneficiaria del escándalo Bettencourt

Eric Woerth, ministro de Trabajo, responsable de la gran reforma pendiente del sistema nacional de pensiones, ha presentado una querella contra “X” por “denuncias calumniosas” contra quienes lo acusan de haber recibido dinero negro de Liliane Bettencourt para financiar la campaña electoral victoriosa de Nicolas Sarkozy, el 2007.

Se trata de la primera contra ofensiva oficial contra las acusaciones lanzadas contra el presidente Sarkozy y su ministro del Trabajo, sospechosos, igualmente, de haber ignorado, en el mejor de los casos, la evasión de impuestos de Liliane Bettencourt.

Algunas de las principales acusaciones, contra Sarkozy y Woerth, han sido publicadas por un diario online, Mediapart , que publicó las conversaciones privadas entre Liliane Bettencourt y el gestor de su fortuna, comentando por lo menudo la evasión de impuestos, insinuando complicidades de Woerth y los consejeros de Sarkozy. El mismo medio online, de pago, ha publicado las declaraciones de la contable de Liliane Bettencourt, afirmando que su patrona había entregado 150.000 euros a Woerth.

Intentando defender la respetabilidad del ministro del Trabajo, varios dirigentes de la Unión por un movimiento popular (UMP, el partido de Sarkozy) acusaron a Mediapart de utilizar “métodos fascistas”.

El grupo Mediapart considera que se trata de una acusación injuriosa y ha presentado una querella penal contra Xavier Bertrand, secretario general de la UMP. Más allá de la evolución del escándalo Bettencourt, se trata de otro proceso de imprevisible calado. Un nuevo proceso paralelo, cuando el escándalo “madre” se ramifica en varios procesos paralelos: Woert contra quienes lo acusan; la hija de Liniane Bettencourt contra su madre; Liliane Bettencourt contra su ex contable...

Procesos paralelos a las investigaciones policiales en curso, a las que todavía se añade un informe especial de la Inspección general de finanzas, para intentar esclarecer quien sabía y calló en el proceso de la evasión fiscal masiva de Liliane Bettencourt.

Esas nubes tóxicas pudren la vida política y el calendario empantanado de Nicolas Sarkozy, acosado desde muchos frentes.

François Fillon, primer ministro, sería partidario de un cambio de gobierno rápido. Pero Sarkozy prefiere esperar. El presidente anuncia una “declaración solemne”, el próximo día 13, cuando la gran reforma pendiente del sistema nacional de pensiones debiera entrar en su fase parlamentaria, que llega a la Asamblea Nacional con una hipoteca cruel: la gran reforma de la presidencia Sarkozy deberá ser defendida por un ministro, Eric Woerth, perseguido por las nubes tóxicas del escándalo Bettencourt.

Según los primeros sondeos, la primera gran beneficiaria personal de esas tormentas de podredumbre es Marine Le Pen, la hija de Jean Marie, el líder histórico de la extrema derecha. Cuando Sarkozy cae en históricas cotas de impopularidad, Marine Le Pen emerge como la única personalidad política que se crece con los escándalos.

Según el último sondeo de L’Express, Sarkozy tiene un 64 por ciento de opiniones negativas, un record de impopularidad en la historia de los sondeos del semanario. Por su parte, Marine Le Pen gana repentinamente 7 puntos de popularidad, en una semana, con un 19 / 20 por ciento de opiniones positivas. Según el semanario, “Marine Le Pen es la principal beneficiaria de este periodo marcado por la angustia económica, la crisis moral y los escándalos”.