Irán se convierte en un polvorín de protestas sangrientas
Ocho muertos tras el incendio por causas desconocidas en una cárcel de presos políticos de Teherán
Cinco semanas desde el inicio de las protestas: «Los jóvenes no tienen miedo a morir y convertirse en mártires»
La prisión de Evin, un gran complejo penitenciario ultravigilado situado en Teherán, se vio sumida en el caos este fin de semana. Algunos medios del país hablan de motín de los propios presos, otros de una provocación del régimen iraní –las secciones de la instalación ... están a cargo de los servicios de Inteligencia de Irán y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria–, pero aún no se sabe muy bien lo que ocasionó un gran incendio dentro del centro penitenciario este fin de semana que se saldó con la muerte de ocho personas y decenas de heridos.
Los vídeos que corrieron por las redes sociales de la prisión en llamas mostraban grandes columnas de humo que salían de la instalación que se encuentra al pie de las montañas de Elburz, en la capital iraní.
La versión oficial, recogida por las agencias estatales Fars y Tasnim, es que los disturbios comenzaron cuando los presos condenados por delitos financieros en dos secciones, el módulo 7 y el 8, tuvieron una discusión, lo que llevó a otros presos a aprovechar el desorden para prender fuego a un taller y un almacén lleno de ropa.
Fars también informó de que varios prisioneros habían preparado armas para enfrentarse a los guardias, «lo que indica que el incendio estaba planeado». La agencia dijo que, en medio del caos, algunos presos intentaron escapar, ingresando a un campo minado al norte de la prisión, lo que provocó explosiones.
Sin embargo, asociaciones de derechos humanos y oenegés han puesto en duda la versión oficial sobre lo ocurrido. Evin ha sido escenario de algunos de los peores abusos de la República Islámica, con muchos prisioneros que detallan extensas torturas físicas y psicológicas en su interior. Al menos un ala de la prisión está controlada por la rama de inteligencia del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, y otra ala está a cargo del Ministerio de Inteligencia. Es en esta prisión, también conocida como 'Universidad Evin' por la gran cantidad de intelectuales y gente de la cultura iraní que está encerrada ahí, donde se concentra la mayor parte de los presos políticos del país, y en la cual han ido a parar un gran número de personas que en las últimas semanas han sido arrestadas por participar en las protestas contra el régimen del ayatolá Jamenei.
Cárcel de torturas
En las grabaciones del incendio se podía escuchar a gente cantando «muerte al dictador», cántico que se ha popularizado estas últimas semanas junto a otros como «nuestra desgracia es nuestro líder incompetente» y «no queremos la República Islámica».
Este suceso en la cárcel de Evin coincide con el primer mes de protestas continuas que vive la República de los ayatolás. Estas protestas se iniciaron el 16 de septiembre por la muerte de Mahsa Amini, una joven kurda de 22 años que terminó en un centro de reeducación bajo custodia de la Policía de la Moral por «vestimenta inapropiada» –demasiado cabello que sobresalía de su pañuelo en la cabeza–. Terminó en coma y murió tres días después de su arresto. Desde ese día, y ya van cinco semanas, las calles no sólo de la capital, sino de ciudades y pueblos de Irán se han llenado de manifestantes que protestan contra el régimen de los ayatolás.
Además, el papel que están jugando las mujeres iraníes en estos momentos está siendo muy significativo. A pesar de los peligros que conlleva no ponerse adecuadamente el velo o salir a protestar a las calles, las mujeres y también los jóvenes iraníes no se han amilanado.
Según la Guardia Revolucionaria, la edad promedio de los manifestantes que han sido detenidos estas semanas es solo de quince años. Según un informe de Amnistía Internacional, 23 adolescentes han sido asesinados por la Guardia Revolucionaria y ya van más de mil personas arrestadas, según la agencia IRNA. La organización Human Rights en Irán contabilizó en su último balance 122 muertos durante las cinco semanas de protestas.
Hablar con iraníes que viven en el país se ha convertido en una labor complicada. Las comunicaciones telefónicas y de internet se han visto gravemente interrumpidas. El sábado, el poder judicial ordenó a las empresas de telecomunicaciones que prohibieran los servicios de mensajería de texto, lo que limita aún más la capacidad de comunicación de los iraníes.
Testimonios
«La situación está fatal. Cada día peor. Es muy difícil hablar con familiares y amigos que están dentro del país. Cortan no solo internet, también el teléfono para que la gente no pueda estar en contacto«, cuenta Bahar, una joven traductora iraní que reside en Madrid y que cada día intenta conectar con sus allegados.
Otros como Ramin, que reside fuera de Irán, sí han sido capaces de comunicarse con sus hijos que siguen en Irán. «[Mi hijo] recibió una paliza y la Policía le quitó la placa del coche. En una de las protestas detuvieron a su amigo y este le contó que los desnudaron y los golpearon con látigos y cinturones. También le contó que había escuchado que violaban a las chicas en la cárcel».
Ramin, que por seguridad no quiere dar más detalles de dónde está ni del nombre de sus hijos, cuenta que la razón por la que se manifiestan es «porque no ven futuro, no ven posibilidad de mejorar, solo opresión». A pesar de la brutal represión de la Guardia Revolucionaria, «los jóvenes no tienen miedo de ser asesinados y están orgullosos de ser considerados mártires por la libertad de su país», finaliza Ramin, preocupado pero orgulloso de sus hijos.
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