La historia de la mujer que perdonó al asesino de su marido y años después sus hijos se casaron: «Nada debe impedir que se amen»
Para sanar debes amar: es lo que cree una mujer que, no solo perdonó al hombre que mató a su esposo hace 28 años, además permitió que la hija de él se casara con su hijo
Los hijos del genocidio
S. M.
El genocidio de Ruanda comenzó el 6 de abril de 1994, cuando un avión que transportaba al presidente de etnia hutu de Ruanda, Habyarimana, y su homólogo de Burundi, Cyprien Ntaryamira, fue derribado. Los dos murieron.
Los extremistas hutu culparon del ataque al grupo ... rebelde tutsi Frente Patriótico Ruandés y luego lanzaron una campaña de matanza bien organizada que se cobró la vida de casi un millón de personas, la mayoría de la comunidad minoritaria tutsi.
Bernadette Mukakabera y su marido Kabera Vedaste, que pertenecían a la comunidad tutsi, se encontraban entre los objetivos de los hutus. Gratien Nyaminani, un hutu, vivía junto a Bernadette en Mushaka, en el oeste de Ruanda, con su familia. Ambas familias eran agricultores.
Al menos 800.000 personas, de etnia tutsi y hutus moderados, fueron asesinadas en 100 días por las milicias hutu durante el genocidio de Ruanda de 1994. En medio de los ataques, Gratien mató al marido de Bernadette. Confesó en 2004 y pidió perdón a Bernadette en público.
En ese momento, ya llevaba 10 años detenido por su participación en las masacres y ahora estaba siendo juzgado por los tribunales tradicionales de Ruanda que se ocupaban de los sospechosos de genocidio. Durante estas audiencias judiciales, las personas de las comunidades se encuentran cara a cara con los acusados y ambas partes dan evidencia de lo que sucedió y cómo sucedió, según BBC.
Fue durante esas audiencias que Gratien le contó a Bernadette cómo había matado a su esposo y le pidió que lo perdonara. Ella lo hizo. Y debido a su perdón, Gratien cumplió una sentencia de servicio comunitario de dos años en lugar de 19 años de cárcel, informó la BBC.
Mientras Gratien cumplía 10 años de detención antes de disculparse públicamente, su familia trató de hacer las paces con Bernadette y su hijo Alfred. El hijo de Bernadette tenía 14 años cuando su padre fue asesinado por Gratien. En el momento del genocidio, la hija de Gratien, Yankurije Donata, tenía nueve años, pero al crecer decidió ayudar a Bernadette a cuidar de su casa. Comenzó a hacer esto durante los años de detención de su padre.
«Decidí ir y ayudar a la madre de Alfred con las tareas del hogar e incluso con la granja porque no tenía a nadie más que la ayudara considerando que mi padre era el responsable del asesinato de su marido», le dijo a la BBC. «Creo que Alfred se enamoró de mí cuando estaba ayudando a su madre».
Bernadette también la recibió con los brazos abiertos cada vez que la visitó para ayudar. «Ella me ayudó sabiendo bien que su padre mató a mi esposo, sabía que yo no tenía ninguna ayuda porque mi hijo estaba internado».
Bernadette dijo que amaba el corazón y el comportamiento de Yankurije, por lo que no tuvo reparos en que su hijo Alfred se casara con ella.
«Sentí que podía ser la mejor nuera porque me entendía mejor que nadie. Convencí a mi hijo para que se casara con ella», explicó Yankurije.
Gratien se sorprendió cuando le dieron la noticia. Se preguntó por qué una familia a la que había lastimado tanto querría tener algo que ver con su hija, dijo Yankurije. Pero finalmente accedió y dio luz verde a su hija y a Alfred para que se casaran.
Los dos se casaron por la Iglesia Católica local en 2008. Dos años antes, Gratien había confesado ante la congregación en la iglesia, pidiendo perdón por sus crímenes.
Bernadette Mukakabera ha contando su historia como parte de los continuos esfuerzos de la Iglesia Católica para traer la reconciliación a una sociedad desgarrada.
«Nuestros hijos no tuvieron nada que ver con lo que pasó. Simplemente se enamoraron y nada debería impedir que las personas se amen», dijo Bernadette a la BBC.
Durante el genocidio de Ruanda, más de dos millones de refugiados huyeron de Ruanda, generando una crisis humanitaria. Ruanda, a lo largo de los años, ha acusado a Francia de complicidad en los asesinatos en masa, pero Francia lo ha negado repetidamente.
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