Arabia Saudí expulsa a 250.000 peregrinos ‘ilegales’ de La Meca

Solo los peregrinos que en estas fechas acuden con papeles a los actos finales del Hach, en el último mes del calendario lunar islámico, tienen la posibilidad de refugiarse en las inmensas carpas con aire acondicionado dispuestas por las autoridades saudíes, y se mueven en vehículos y autobuses climatizados.

La peregrinación a la Meca es uno de los llamados ‘cinco pilares’ del islam, y establece que todo musulmán debe viajar en estas fechas a la ciudad santa al menos una vez en la vida, a menos que haya un obstáculo físico o económico para mantener a su familia. Los musulmanes alcanzan ya los 2.000 millones de fieles en el mundo, y es la población que crece más en términos demográficos porque su religión fomenta las familias numerosas. De ahí la presión cada vez más acuciante que se produce cada año sobre las autoridades saudíes, ‘guardianas’ de los lugares sagrados musulmanes.

En torno a estas fechas, al término de los 10 días de actos rituales de peregrinación en La Meca, se calcula que la ciudad acoge a unos dos millones de fieles, tres cuartas partes venidos del extranjero. El elevado coste de los permisos oficiales, la reciente apertura del régimen al turismo –en el marco de la campaña de imagen del ‘hombre fuerte’ saudí, el príncipe heredero Mohamed bin Salman–, y el levantamiento de la prohibición de viajar a las mujeres, si van en grupo, han hecho que en los últimos años se dispare el número de peregrinos que acuden ‘ilegalmente’ a La Meca.

Proceden de los países pobres del islam, que no pueden pagar los costes de alojamiento y de permisos legales, por lo que sus peregrinos acuden a ‘otros circuitos’ una vez que ingresan en el país. Por ese motivo, el gobierno saudí ha prohibido la concesión de visados durante el Hach a diez países de mayoría musulmana, entre otros Egipto, Pakistán, India, Bangladés y Jordania.