Boric cumple un año en el poder obligado a dejar las posiciones extremas

Los hechos demostraron que la inexperiencia de los jóvenes 'millennials' del Frente Amplio frustraron los ímpetus de cambios acelerados que contenía el programa de Apruebo Dignidad y su permanente caída en popularidad lo obligaron a cambiar el foco de su agenda de trabajo.

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María J. Errázuriz

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En el segundo ajuste de gabinete efectuado el viernes, los partidos frenteamplistas y el PC retrocedieron aún más (ya lo habían hecho en septiembre tras el plebiscito constitucional), cediendo nuevos espacios al Socialismo Democrático (PS y PPD) y a independientes que provienen del mundo concertacionista y ya no solo a nivel de ministros, sino que también de subsecretarios. Boric optó por dejar en manos de personas experimentadas y con más años las más importantes carteras, incluidos los Ministerios de Interior, Hacienda, Relaciones Exteriores, Secretaría General de la Presidencia y Obras Públicas, entre otros, con el objetivo de frenar la serie de errores no forzados que lo han golpeado.

Según algunos analistas el joven mandatario, que alcanzó el poder con solo 35 años, ha tenido un año de «acelerado aprendizaje». Con el paso de los meses ha dado señas de reconciliación con la exConcertación, tan vapuleada por el FA, y ha debido dar un giro hacia el centro, dejando en pausa el programa de profundos cambios, tanto institucionales como de modelo de desarrollo, que lo motivaba. La gran pregunta, dicen los mismas fuentes a ABC, es sí esa reconciliación comprende a más miembros del mundo frenteamplista, pues algunos ven más bien una «suerte de resignación» en ellos.

El futuro, a juicio del politólogo Gonzalo Cordero, no se ve fácil para la actual administración. La frágil mayoría que el gobierno tiene en la Cámara de Diputados de un voto (la falta de votos oficialistas hizo que se rechazara la idea de legislar la reforma tributaria esta semana) y el empate en el Senado es algo que «impedirá la aspiración refundacional del FA».

El presidente al reunirse el sábado con sus ministros y subsecretarios los instó a «conseguir y consolidar una mayoría política» que permita avanzar hacia un estado de bienestar social. «No estamos trabajando solo para los que nos apoyan. Este es un Gobierno que tiene una ideología, principios y programa, pero tienen que tener claro que nuestro mandato es con todos nuestros compatriotas», les manifestó.

«Su horizonte de cambio es mínimo en materias como tributos o pensiones y solo en salud podrá hacer una redefinición más importante del sistema» asegura Cordero a ABC.

El mismo agrega que si el presidente Boric no encabeza el movimiento de Apruebo Dignidad hacia posiciones más flexibles, «creo que la fuerza de las cosas lo va a llevar a la pérdida de control de su Administración».

Así, el convencimiento de que el Gobierno de Boric será más bien de administración y no de reformas profundas, permea a la mayoría de los sectores. De hecho, el mandatario lo dejó entrever al realizar su cambio de gabinete el viernes, al afirmar que los ajustes buscan «mejorar la capacidad de respuesta y gestión, ante las urgencias de nuestra patria».

En los 12 meses que ha estado en el poder, Boric ha debido cambiar el foco de su Administración y poner en primer lugar de la agenda la seguridad ciudadana y la economía golpeada aún por la inflación y desempleo. Y en lo primero debió apelar a mecanismos que en el pasado rechazaba de plano: recurrir a las Fuerzas Armadas para el control de la violencia en la Araucanía y el ingreso de ilegales por la frontera norte.

Todo lo anterior ha tenido su correlato en las encuestas donde el Gobierno ha caído sostenidamente. Boric inició su mandato con más de un 50% de popularidad y en enero rondaba el 25% después del del indulto otorgado a 12 presos de la revuelta de 2019 y un terrorista; sólo su gestión presencial en el combate de los grandes incendios del verano lo han hecho subir 5% en las últimas semanas.

«Hemos tenido dificultades, qué duda cabe», dijo Boric ayer viernes. Hoy, después de salir a la plaza de la Constitución para saludar a la gente que se congregó ahí, señaló: «Estamos contentos, estamos motivados, sabemos los tremendos desafíos, pero hay que trabajar mucho. Acá no hay que confiarse, que a nadie se le suban los humos».

En el futuro inmediato, el presidente debe sortear dos meses de campaña destinados a la elección de los nuevos consejeros constitucionales que se abocarán a redactar una segunda propuesta de carta magna.

El próximo 7 de mayo no solo estará en juego la medición de fuerzas con la oposición, sino que la del Socialismo Democrático respecto de Apruebo Dignidad. «Más allá de que el PPD y el PS vayan en listas separadas, hay que ver si la hegemonía política del Socialismo Democrático tendrá su correlato en el ámbito electoral», explica un analista.