Los agricultores ucranianos han recurrido a medidas desesperadas para poder volver a trabajar su campo, lleno de proyectiles rusos: desminarlo ellos mismos. Vitaliy Sydor, uno de los afectados, explica el proceso: «Usamos una cuerda larga y nos tiramos al suelo. Si explota, ... explota; si no, tienes suerte».
A pesar de que los campos ya se han limpiado, afirma, todavía da miedo sembrar. Sobre todo, por las minas antipersona de plástico, que no detectan los detectores de metales.
Puedes leer más información, en ABC.
Artículo solo para suscriptores
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete