Triste viaje de regreso para la oposición venezolana en Miami

La comunidad venezolana residente en el sureste de EE.UU. tuvo que viajar -en vuelos chárter, autobuses fletados para la ocasión, caravanas o coches particulares- unos 1.400 kilómetros para poder ejercer su derecho a voto, después de que Chávez decidiese cerrar el pasado mes de enero el consulado venezolano en Miami.

«Estamos orgullosos de haber hecho este esfuerzo. Desafortunadamente, el resultado no es el que esperabamos », explicó a la agencia Reuters Becky Prado, que trabaja como profesora en Miami y que salió de Venezuela en 2002, cuatro años después de la llegada de Chávez a la presidencia, y que viajó 16 horas en autobús para poder depositar su voto en Nueva Orleans. «Consultamos el resultado en nuestros teléfonos. Hubo llantos. No fue un regreso feliz», dijo por teléfono a Reuters cuando todavía no había llegado a casa.

La negativa del presidente de establecer un centro de votación alternativo tras el cierre del consulado causó malestar entre esa población expatriada, que pronto se organizó para facilitar el voto en las elecciones. Unos 20.000 venezolanos con derecho a voto residentes en Florida, Carolina del Sur, Carolina del Norte y Georgia tuvieron que buscar la mejor opción para acudir al centro de votación más cercano, el de Nueva Orleans. Miami es un claro bastión antiChávez: el mandatario obtuvo allí solo un 2% de los cerca de 11.000 votos depositados en las elecciones de 2006.

Antes de conocer los resultados de la jornada electoral, el agente de seguros Anselmo Rodríguez explicó a Reuters cómo se sentiría en el caso de que Chávez resultase reelegido. «Tendríamos un sentimiento de derrota, pero también un sentimiento de satisfacción, pues votamos e hicimos lo que pudimos », dijo. Finalmente, el largo viaje no tuvo recompensa.