Trump prepara represalias contra China por los errores en la gestión del coronavirus

En medio de esta creciente desconfianza, Pekín rechaza una investigación internacional que han pedido los gobiernos de EE.UU., el Reino Unido, Alemania, Australia y Suecia, que le reprochan su falta de transparencia. «Nos oponemos a investigaciones arbitrarias basadas en la presunción de culpabilidad de China», declaró el martes el viceministro de Exteriores, Le Yucheng , en una entrevista en un programa de televisión.

Varias son las opciones que la Casa Blanca evalúa y que le fueron presentadas a Trump ayer. La que más enteros ha ganado es la de demandar al gobierno chino por daños y perjuicios con petición de indemnizaciones de miles de millones. Pero otros asesores del presidente proponen ir más lejos y cancelar el pago de deuda en concepto de indemnización. La deuda de EE.UU. con China era en febrero de más de un billón de dólares (910.000 millones de euros al cambio actual). Uno de los principales aliados de Trump en el Capitolio, el senador republicano Lindsay Graham, dijo recientemente en televisión que «China debe pagar» por mentir sobre el coronavirus. En el Senado, los también conservadores Tom Cotton y Josh Hawley están trabajando en una propuesta para retirarle la inmunidad diplomática a China y poder denunciar a sus dirigentes en juzgados norteamericanos. Según ha dicho Cotton, el coronavirus es un «ataque deliberado y malicioso» de China contra el resto del planeta.

Desde que se declaró la pandemia, Trump ha alternado alabanzas a su homólogo chino, Xi Jinping, por cómo ha gestionado la crisis, con duras criticas al régimen comunista. En algún momento llegó a referirse al coronavirus como «el virus chino», algo que cambió por «virus de Wuhan» ante las protestas diplomáticas de Pekín. Según dijo el presidente el jueves, el virus «debería haberse cortado de raíz en China, debería haberse combatido en el foco, pero no fue así y ahora hay 184 países en un infierno».

Al régimen del Partido Comunista no solo le preocupa que Trump y su secretario de Estado, Mike Pompeo, se hayan referido a la pandemia como el «virus chino», sino la ola en contra que ya empieza a crecer en EE.UU., que amenaza incluso con esas demandas multimillonarias y el impago de deuda.

La semana pasada el fiscal general de Missouri, Eric Schmitt, presentó la primera querella acusando a China de haber mentido sobre el virus y exigiendo indemnizaciones por los daños económicos causados a su Estado. «No hay ninguna ley internacional que apoye culpar a un país por simplemente ser el primero en informar de una enfermedad», se defendió el viceministro chino Lu , quien tildó la demanda de «absurda» y «farsa política». Sin embargo, es un hecho que China ocultó el brote al principio, que no reveló la magnitud de los contagios y las muertes y que prohibió el acceso a Wuhan a investigadores y científicos de EE.UU.. De hecho, Pekín no admitió que había contagios de persona a persona hasta que la epidemia estaba fuera de control. A los médicos que denunciaron la alta cantidad de muertes los silenció, y muchos de ellos, los primeros en tratar a pacientes, acabaron sucumbiendo. La pandemia ya suma tres millones de contagiados y 227.000 fallecidos. Mientras la Casa Blanca recela de las cifras chinas y pide investigar un posible accidente en el laboratorio P4 de virus en Wuhan , epicentro de la pandemia, Pekín rechaza las «teorías de la conspiración» que pueden frenar su auge internacional. Convertida ya en la peste del siglo XXI, la pandemia encona la nueva Guerra Fría entre EE.UU. y China.

Trump ha pedido a sus agencias de Inteligencia que le preparen un dossier con todos los hechos relacionados con el Covid-19 en China a finales del año pasado, con el que el presidente finalmente tomará una decisión sobre las represalias. Aparte de la CIA (Agencia Central de Inteligencia), las agencias con mayor músculo tecnológico de EE.UU., la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) y la DIA (Agencia de Inteligencia de la Defensa) están recopilando datos, comunicaciones y hasta imágenes de satélite para saber qué sucedió en realidad en China cuando se aceleraron los contagios del virus. «Toda es información me está llegando», confirmó Trump el jueves.

El viceministro chino Le acusó a EE.UU. de estar politizando la pandemia y aseguró que «China no ha encubierto nada». Pero, a su juicio, «algunas figuras están politizando este Covid-19. Lo usan para estigmatizar a China y esto es algo que no queremos ver». Como las críticas vienen tanto de los republicanos como de los demócratas, que se han acusado mutuamente de no saber manejar sus relaciones con Pekín, Le denunció que era «corto de miras» e «irresponsable» buscar réditos electorales de esta crisis. Además, avisó de que la sociedad china estaba «enfadada» y «tenía derecho a expresar su rabia» contra EE.UU. por politizar la pandemia.