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El déficit democrático en los estados orientales de Alemania persiste tras 30 años de reunificación

Sin embargo, la convergencia económica y laboral es un éxito

Manifestación de la extrema derecha en Berlín, en 2017 EFE
Rosalía Sánchez

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«Claro que se cometieron errores», reconoce hoy Wolfgang Schäuble , que como ministro de Interior de Helmut Kohl redactó y rubricó con su firma el Tratado de Reunificación que dio lugar a la Alemania que hoy conocemos. «No estábamos preparados. No podíamos ... estarlo. Solo unos días antes de la caída del Muro hubiera sido un escándalo, un conflicto internacional, que la República Federal tuviese planes de reunificación», recuerda los sucesos de hace 30 años, «pero, como dijo Bismarck, la política cambia de un momento a otro. Kohl actuó instintivamente y correctamente, actuó con cuidado en Europa y dio mucha esperanza a la gente aquí». «Hoy se podría decir que les dio demasiadas esperanzas», bromeaba Schäuble el pasado viernes, durante la fiesta de su 78º cumpleaños. Tres décadas después de aquella redención histórica de Alemania y como presidente, ahora, del Bundestag, ha vuelto a ver ondear banderas con la cruz gamada en la escalinata de la fachada del Reichstag, durante una manifestación contra las restricciones de la pandemia, este mismo mes. «Despreciable. No vamos a permitir algo así», sentencia. No es capaz de identificar un error concreto que haya conducido a semejante «vergüenza», pero reconoce que en la reaparición de formaciones de extrema derecha , que tienen sus fuertes en los Bundesländer orientales, subyacen asuntos políticos y sociales no resueltos en la Alemania reunificada, en su papel en Europa y en el mundo, «que han de aclararse cuanto antes».

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